martes, 25 de septiembre de 2012

En defensa de un cretino


Para empezar con esta encendida defensa de Ignacio Abel hay que empezar mandando al infierno de las paradojas temporales al mismísimo AMM por recrear un personaje imposible; no porque esté mal descrito, que no lo está, sino porque no existía en los años 30; podemos pensar en lo lejano que fue aquello pero el nazismo lo cambió todo y seguimos viviendo sus consecuencias (en la medida en la que hicieron lo que hasta entonces era inconcebible apoyándose de forma perversa en ideas que sí lo eran), cuando le decía a mis alumnos que Baroja creía en la eugenesia se espeluznaban (después de que les explicara qué es la eugenesia, ofcors), pero es que no es lo mismo creer en la eugenesia -o en la pureza racial, o en la patria- antes de HhHH que después… Ignacio Abel es un socialdemócrata y la socialdemocracia es posterior a la 2ªGM.

Ignacio Abel es un comprometido con el proyecto que mucha gente de hoy cree, erróneamente, que fue la república (ojo, no digo que unos pocos no intentaran lo que él decía –pero eran los menos- y mucho menos sirva esto de disculpa para el golpe de la extrema derecha, menos aún con lo que hizo durante y, sobre todo, después de la guerra) o al menos su resultado y por eso salen tanto frases grandilocuentes de Negrín (difícilmente atribuibles a él así, todas juntas) que reniegan de la eugenesia y afirman que todo es cuestión de educación y buenos alimentos, habla de igualdad de oportunidades, de esfuerzo, etc, etc…

La cuestión, y aquí empieza la encendida defensa es que los reformistas son siempre las primeras víctimas de los revolucionarios. Queremos héroes en las novelas, en La noche de los tiempos no hay héroes (podría citaros unos cuantos tostones de crítica que hablan de la desaparición del héroe en la novela actual) lo que hay un señor pusilánime en un momento turbio (eso es lo que lo convierte desde la política en tal pusilánime) que se enamora perdidamente por una vez en su vida y eso lo lleva a dejarlo todo, incluso a su hija, que es la única a la que de verdad quiere. Matan a Rossman y se juega la vida mientras lo busca, aunque no sepa aún que se está jugando la vida... Y entonces lo detiene y todo queda claro, ve que los asesinatos son aleatorios, que el Madrid resistente se ha convertido en un disparate ¿Debe quedarse a defender el disparate? ¿Debe volver tras Judith pata defender ese disparate que era Madrid? ¿En serio?

No hay que confundir el sentido común con la cobardía; si él creyera en la causa todo sería distinto, pero no es SU causa sino un Madrid revolucionario de barrios tomados por distintas facciones absolutamente independientes a los que el gobierno legal recuerda una y mil veces que los únicos que pueden tener policía, detener gente y cárceles son ellos desde el gobierno... Pero esa NO es su causa, eso es un disparate indefendible.

¿Qué es lo que lo convierte en un cretino? Todo lo demás, que deteste a su familia aunque esta lo acoja a pesar de todo, que no vea lo que está pasando porque está cegado por su pasión por Judith, que huya de su familia (y del drama que vive, con Adela y su intento de suicidio, del nacimiento de Miguel cuando se va a Alemania) pero no que no se vuelva tras Judith, que lo ha abandonado… y, sobre todo, lo que lo convierte en un cretino (y en una rata) es que no le abra la puerta a su cuñado cuando ya tiene claro que no es su guerra y que no lo haga por incomodidad, por si lo retrasa, y no por miedo, como él mismo confiesa.

Es un cretino por su vida personal (aunque hay cientos de héroes con mujeres que les aburren y familias que detestan, a los que admiramos precisamente porque lo dejan todo por amor, porque no ven lo que les rodea por la ceguera de su pasión) pero no por su devenir político. Aquello era un disparate, no sé vosotros, pero yo a ese barco no me subiría tampoco; lucharía por lo que pienso, pero no por una revolución enloquecida en la que, para los revolucionarios de pro, soy peor que el peor de los enemigos.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Huir o simplemente largarse


Ignacio Abel no es un intelectual disconforme con la burricie generalizada de un país en guerra. Ignacio Abel no es ningún héroe. Entre los huidos de cualquier guerra hay heroísmo, por lo que tiene de huir de una persecución. Pero a Abel no le persigue nadie, porque no está comprometido con nada, excepto consigo mismo. Abel no huye. Abel se larga de un Madrid en llamas porque le conviene.

Ay, si sólo fuera eso…

Abel se larga de un país en guerra dejando a su familia, a sus queridos hijitos a los que tanto dice que ama, por los que tanto dice que se preocupa y que trabaja. Los deja en una casa de la Sierra que por lo que parece es inmune a la guerra, con su mujer desquiciada y que viene de un suicidio y con unos abuelos medio gagás pero con chaletazo. Abel, tan neutral y despegado de la barbarie, prefiere no quedarse a ver quiénes son los primeros que entran en el pueblo, y no se para a pensarlo aunque viendo a su familia, más le valdría que fueran los “nacionales”.

Claro que Abel ya tiene práctica en eso de dejar a sus queridos hijos en España y él irse fuera, un poco a estudiar y otro poco a enterarse de lo que es echar un casquete como dios manda y desfogarse, que su mujer no le acaba de molar. Su mujer, una tullida intelectual que se dejó el sombrero puesto al ir a suicidarse (para taparse los cuernos, probablemente), no le resulta interesante para lo que lleva debajo de la bragueta una vez que ya ha dado el braguetazo. El vale mucho, sí, pero esa ayudita de la familia política le vino que ni al pelo. A cambio se tiene que comer una paella tediosa cada año, pero mira, lo más que le puede pasar es que le tenga que prometer a su suegro que va a cuidar de su cuñado...

Si es que… qué fastidio de promesas, oye. Mira, en el fondo la cumple porque Abel, en su huida, deja su casoplón de la calle Velázquez con las llaves puestas, y así su cuñado podrá refugiarse cuando quiera. Que es que la noche que apareció como que no le venía bien echarle una mano. Igual le han pegado un tiro, pero mira, un bestia menos. Y también le prometió a sus hijos llevárselos a América. Bah, como son pequeños, ni se enteran. Además, el nene se sabe defender, que le enseñó su tío a hacer pum con una pistola, que todavía le duele la mano del hostión que le dio al chaval. Ah, no, que su tío debe estar muerto. Ay, como el profesor Rossman. Qué asquito de cadaver, oyes. Claro que el tipo ya iba hecho una cochambre, oliendo a orines y tal. Bueno, da igual, el que no sabe es como el que no ve, mira qué tilos más bonitos se ven desde este tren.

Pero no me quiero distraer porque el asunto es que ama mucho a Judith. Oh, cómo la ama. Pero ¿Qué dices, Judit? ¿¿Cómo?? ¿¿Qué te vuelves a España?? ¿¿Ahora?? Pero, pero, pero… ¿Pero no habíamos quedado aquí, en los United? ¡No te vayas, chiquilla, que te pueden pegar un tiro! ¿Compromiso? Pero no digas chorradas, vete a un banco, deja una limosnilla y listo, no te compliques tía. La verdad es que te amo un huevo, y te seguiría a cualquier sitio. Bueno, te seguiría a cualquier sitio menos a España, que está mi mujer y lo mismo me pega con la sartén cuando llegue. Que tú no sabes la carta que me ha mandado: tiene un rebote serio. Pero mira, si ya he venido, y no te creas, que eso me ha costado el otro huevo, que iba vestido ya como un pobre, tú no sabes qué pintas. No, no he venido por el trabajo que me ofreció el nazi de Van Doren, qué va, menudo esfuerzo que he hecho, que yo no soy un socialista de boquilla, que he venido por ti, que te amo muchísimo. ¿Necesitas alguna otra demostración? Mira, te puedo prometer lo que quieras. Yo soy un tío leal y fiable, un hombre de palabra…

Menudo…


martes, 18 de septiembre de 2012

Por qué no me ha gustado

Partiendo de la base de que me parece que AMM escribe maravillosamente, tengo que decir que a mí no me ha parecido una buena novela. Claro que es importante que el lenguaje sea rico, que las frases estén bien construidas, que se describa de tal manera que sientas que estás mirando a través de las palabras. Pero eso necesita una historia. Y no sólo la historia ambiente (que esa está muy bien, aunque parcialmente reflejada, creo que a propósito, vemos lo que Ignacio ve) sino la historia de los personajes. O yo los necesito.

Personalmente perdono que un libro sea malo si me entretiene o por lo que sea me interesa lo que pase, pero llevo muy mal este tipo de “grandes obras” en los que no me importa una mierda lo que pase. Cosa muy positiva en este libro que termina cuando termina como podía haber terminado doscientas páginas antes o doscientas después (no, más no, por favor), dejándome con un sentimiento parecido al de “me acaban de hacer el tocomocho, y me está bien empleado”

Si no fuese por este blog, yo jamás habría terminado “La noche de los tiempos”, eso lo saben los chinos. Todos los meses voy a hacer todo lo posible por terminarme el libro de turno, aunque sólo sea por buena educación y consideración hacia el que lo ha elegido. Aprovecho para reivindicar libros más cortos ahora que ya no estamos de vacaciones y por favor, menos guerras, que sois la alegría de la huerta!! XD

Bueno, que me enredo. Lo que yo quería era hablar del triángulo protagonista, y de las dudas que me crea Ignacio (no pienso poner su apellido en todo el post, ya sale medio millón de veces a lo largo de la novela).

Y es que no entiendo cómo está tan mal construido. Que igual es un recurso literario super elitista de la vida y yo no lo he pillado, que todo puede ser, pero es que no es más que un esbozo. Por qué no nos cuenta el noviazgo con Adela? Quiero decir, nos cuenta sus orígenes, nos cuenta la vida de Adela, cómo se veía abocada a ser una solterona y cómo le cambió la vida al conocerle…cómo, cuándo, dónde?? Mi teoría es que no lo cuenta porque no puede justificar esa relación salvo que reconozca que el hombre íntegro y sólido que quiere aparentar que es su protagonista, no es otra cosa que un cazafortunas, un calzonazos (hasta que se encoña, perdón por la expresión, que es feísima, pero es la que define el tema, por Judith) y un egoísta, que me parece bien que sea egoísta, yo también lo soy, pero él va luciendo carnet de otra cosa y fingiendo tener una conciencia de clase que no tiene. Es un venido a más, y no hay nada peor que un nuevo rico.

Y Judith…es que no puedo con ella. Va de libre e intensa, y de repente, oh, me traumo y no puedo soportar lo que le hemos hecho a Adela…a ver, se lo habrá hecho su marido, que es el que tiene un compromiso con ella. Y ahora cojo y me voy a España a la guerra, sí, sí, todo muy normal. No me la creo.

Y al final, aunque también es una absurda que se echa al monte por unos cuernos, la más creíble es Adela. La resignada a quedarse soltera que acaba aterrorizada con miedo a quedarse sola y más cabreada que una mona cuando (yo creo) se da cuenta de lo fantásticamente que se lo ha montado su marido.

En cambio me parece muchísimo más humano el profesor Rossman, mucho más digno y mucho mejor dibujado, a pesar de que no pasa de ser un secundario con frase.

Y por eso es por lo que no puedo decir que me haya gustado la novela. Que sí, que muy bien ambientada y con mucha riqueza de vocabulario, pero no me transmite nada, no está viva. Yo cuando leo quiero vivirlo, enfadarme, pasar miedo, preocuparme, regañar al prota si hace cualquier cagada, o desear que le pasen cosas horribles si me cae mal, llorar a mares si se trunca su amor épico y acabar sonriendo con los finales felices. Y este libro no me ha dado absolutamente nada de eso.

sábado, 15 de septiembre de 2012

La noche de los tiempos

Este mes vamos a hablar de este libro de Antonio Muñoz Molina con la guerra civil y el exilio como temas de fondo, pero en el que también aparecen reflexiones acerca del ascenso social, el amor, la conveniencia, el qué es perderlo todo. Es una novela muy larga y en la que Muñoz Molina ha hecho un gran trabajo de 'ambientación'. Aparecen las películas que en esos momentos se proyectaban, los éxitos de la música, de la radio, la forma de vestir, los coches, los locales de moda... todo un esfuerzo de recreación que según el autor le llevó tres años preparar y escribir.


Desde hoy y hasta el próximo 15 de octubre estaremos hablando por aquí de esta novela y de las distintas opiniones que nos ha generado a los cuatro participantes 'oficiales' del club de lectura y a todos los que queráis acompañarnos.