miércoles, 18 de septiembre de 2013

La lectura como obligación (una defensa de John Irving por un descreído)

El papel de abogado del diablo fue inventado para defender lo indefendible, para ver un punto de vista que ni siquiera nos planteamos, para hacer preguntas incómodas. Para que, de alguna manera, se contemple que la persona a la que se quiere canonizar y poner como ejemplo puede que no sea digna de tal privilegio.

Yo voy a hacer de antiabogado del diablo porque yo tengo clarísimo que este señor, al menos en este libro que hemos leído, no merece un abogado. Merece un cuarto oscuro cerrado con llave (el libro, no el señor). Pero voy a hablar un poco sobre lectura, estados de ánimo y obligación.

Yo, en lo de la lectura, siempre he llevado muy mal las recomendaciones y los regalos. He sido de leer cuando he querido lo que he querido. O al menos de elegir entre varias opciones la que más me apetecía en ese momento. Libros que me han regalado han estado esperando su oportunidad durante años (algunos aún la esperan) acumulando polvo, pero ningún reproche. No es su momento y puede que nunca lo sea. Como dice Bayard, incluso el más voraz de los lectores no ha leído prácticamente nada de lo que está escrito.

El caso es que eso ha ido cambiando con el paso del tiempo y sobre todo con el club de lectura. He aceptado leerme el libro que toca cada mes. Sea el que sea. Eso tiene una parte positiva que es poder leer cosas que no leerías de ninguna de las maneras y llevarte una grata sorpresa, ensanchar tus horizontes literarios y compartir tus experiencias con el resto de miembros del club. Claro, que también tiene una parte negativa que es leer cosas que no leerías de ninguna de las maneras y no llevarte ninguna sorpresa: durante todo el libro has estado sufriendo y no veías el momento de acabarlo.

Creo que no me he saltado ningún libro del club. Y creo que soy el único. Y no es por cabezonería, aunque tal vez sí sea por un sentimiento moral absurdo: si tú propones unos libros, tienes que aceptar que tendrás que leer otros. Es parte del juego. No puedo tirar la piedra y esconder la mano. Si yo quiero que os leáis a Bayard, me tengo que leer a Irving. No como castigo, sino como reciprocidad.

Claro que solo son tonterías mías. Que no se acaba el mundo por no leer un libro o por dejarlo a medias o por hacer lo que Bichejo llama "lectura creativa". Pero yo no puedo. Puedo hacerlo con un libro que lea porque me apetece y, de hecho, lo hago. Ya lo hice con el señor Irving con anterioridad y con un libro suyo que parece ser que es muy considerado entre las gentes.

Incluso hay veces que ese rechazo inicial no lo es a la larga. Empecé dos veces a leerme el Nombre de la Rosa antes de la definitiva y es uno de mis libros favoritos y el Quijote también lo empecé y lo dejé para luego morirme de risa durante el verano en el que finalmente me lo leí.

No va a ser el caso, no volveré a leer nada de este señor, sin duda. Pero a lo mejor tiene que ver con que no era el momento. No lo creo, creo que ese libro me parecería un horror en cualquier momento que me lo leyera, pero quién sabe, a lo mejor sí que hubiera tenido su huequecito lector...

Eso me ha pasado con otros autores que hemos leído en el club. No volveré a leerme un libro de David Grossman ni de David Foster Wallace ni de Phillip Roth. Puede que sea cerrarme muchas puertas y perderme muchas cosas buenas. Pero una cosa es buena en función de lo que te transmite y la carga de rechazo que tengo contra ellos por lo poco que me han gustado me hace pensar que no merece la pena arriesgarse.

En fin, seguramente el campo lector el club me cierra más puertas de las que me abre, pero hay muchas puertas que investigar, que abrir, que entreabrir o que sellar para toda la eternidad.

Quizá mi inquina se debe a leer por obligación. No sé cuánto de ese horror que me produce escuchar el nombre de David Foster Wallace se debe all haberlo leído obligado y cuánto a que es un rollo de tío (para mí, claro). Hay veces que causa y efecto son difíciles de desenmadejar.

Pero yo intuyo que tiene bastante que ver, aunque en mi fuero interno pienso que son un puñado de pelmazos, hay otra gente, gente cuya opinión respeto y admiro, a la que le parecen genios o, cuanto menos, escritores dignos de alabanza.

No me queda más que terminar diciendo: No es por ti, John Irving, es por mi.


sábado, 14 de septiembre de 2013

En defensa de John Irving y de la paz familiar

Como sabeis todos los que seguís este club, en España y en el extranjero, las normas para pertenecer a él son exigentes y conciernen a diversos aspectos que tienen que ver en algunos casos con el valor del compromiso y en otros con el valor a secas. Entre las primeras está el leerse el libro, claro, y después escribir un par de post, uno en tu propio blog y otro en este que estais leyendo ahora. Hablando del libro o del autor a ser posible, aunque, como el niño del Sexto sentido, en ocasiones yo también veo muertos...

Este mes hemos leído la última noche en Twisted River, una novela de John Irving, que es un autor de renombre, un autor muy seguido, amado, incluso venerado por muchas personas. Entre ellos, Bichejo, que fue quien propuso el libro, y Juanjo, quien ha descubierto con él a este autor y ha caído en una suerte de enamoramiento por concentración que hace que se esté leyendo toda la bibliografía del autor de una tacada. Yo calculo que cuando termine con sus novelas, empezará a leer sus ensayos, luego sus artículos, continuará con sus entrevistas y así seguirá hasta que no le quede otro remedio que leer su epitafio. Pero bien, a cada uno le gusta una cosa y eso es lo bonito y encantador de este club de lectura, que es club de ventura.

Yo no puse verde a John Irving en mi post, sino que critiqué lo pesado que se me hizo el libro. La última noche en Twisted River es un libro inflado de páginas, de historias, de hilos de los que tirar. Y claro que una novela debe tener coherencia y claro que un autor debe encajar todas las piezas de la trama. Lo que yo critico de este libro es que el autor abre melones sin ton ni son, pone muchas piezas en el tablero, cuantas más mejor, irrelevantes o con poca enjundia en muchos casos, para luego darse el gusto de hacerlas encajar. Y lo que yo digo es que el autor hace un ejercicio de técnica literaria a costa de los lectores, y esto me parece un abuso. Pero, y vuelvo a lo que digo más arriba, me cuesta creer que Irving sea un truño, porque lectores con más y mejor criterio que el mío lo veneran. Entre ellos, mi querida hermana mayor, que me escribe sobre el asunto.
Carmen,
No hay quien te pille y además harás como siempre: decirme que ya hablaremos y cambiarme la conversación. Como no creo que tengas tiempo ni ganas para discutir conmigo sobre John Irving, voy a darte mi opinión de todas formas, y quiero que sepas que me importa bien poco si no te interesa. Entre otras razones, porque me has tocado las narices y John Irving forma parte del elenco de mis " vacas sagradas" en literatura norteamericana.

No sé cómo has llegado a la lectura de " La última noche...". Efectivamente, ésta novela, junto con " Until I find you", que apareció hace dos veranos, sólo pueden estar cómodas en el cubo de la basura. Irving recurre a la metaliteratura para exorcizar sus pesadillas de niño y, con escaso o nulo acierto, lo que consigue es reventar una pústula llena de excrecencias obsesivas. Purita caca, vaya. Imagino a Irving en su despacho de Maine haciendo un corte de mangas a su editor.

Estos libros que cito adolecen de las mejores cualidades literarias de Irving hasta tal punto que, al leerlos, parece que estamos ante el caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide. Irving es magistral en la descripción psicológica de la personalidad huérfana, sesgada en algún momento de su existencia por un determinado trauma o carencia vital. Oliver Twist y David Copperfield relatan sus vicisitudes para el lector desde su perspectiva contemporánea, por ello nos describen sus infortunios con una verosimilitud magistral, sí, pero que no profundiza más allá de un punto decoroso porque la era de Dickens no podía concebirlo. Irving sí lo hace - en otras novelas -, John Irving sí profundiza en la elaboración literaria de sus caracteres, vaya si lo hace. Maneja con precisión de entomólogo gran parte de los recursos descriptivos que le vienen dados por la literatura inglesa, pero lo mejor es su capacidad para adecuarlos a las vicisitudes del hombre actual.

Con el mayor placer continuaría mi disertación sobre Irving, pero como no me vas a hacer ni caso, al menos te recomiendo dos obras maestras: " A widow for one year" y " The cider house rules". El cine se las cargó, ambas dos, el puto cine que destroza obras maestras. Nuestro consuelo, el de los que adoramos a John Irving, es que ahí siguen y seguirán mientras el mundo sea mundo.

Con cariño, MJ

Bien. No me tengo por mujer valiente. En la disyuntiva de "lucha, ríndete o huye", nunca descarto la huída o la rendición, que suelen ser más cómodas y cortas, y además te permiten pensar lo que te dé la gana. Así que después de un día entero paralizada por la duda y sin saber si había perdido una hermana o me iba a ganar una torta, contesté a su mail echándole toda la culpa a Bichejo, poniendo a Juanjo como ejemplo, apoyándome en Liviadru (una filóloga como tú, le decía) y quitando importancia a la opinión de Desgraciaíto, ese lector disperso. O sea, que me rendí. Para terminar escribiendo, ya en el inicio de la huida:

... Para que veas que no soy un talibán literario, regálame para Navidad el más corto de los dos que me recomiendas y te prometo leerlo y escribir un post si me gusta. Ah, y si me das tu permiso, me gustaría usar tu escrito para componer otro post con el que pueda dar salida a tu opinión y me permita transcribirla tal cual la has escrito. ¡No se me ocurre otro modo de compensar el desaire!

Sólo puedo atribuir a mi debilidad el tener que tragarme otro libro de este hombre, aunque mi tolerancia innata y el cariño que tengo a mi hermana (y a su gusto literario) me haga buscar la fe y la fuerza que me faltan. Así que me hizo promesa de obsequiarme "...una joya literaria. Una auténtica exquisitez, una perla eterna en fin, como son sólo aquellas que nos redimen de la chabacanería al uso. Para que tu propia colección de argonautas: Roth, Barnes, Russo, Mailer y compañía adquieran su justa medida y valor al alinearse con el " Príncipe de Maine, Rey de Nueva Inglaterra". Un viaje literario, delicioso en su trayecto y trascendente en su fin último: auténtica literatura."

Sí, yo también detecté un ligerísimo poso de ironía. Era eso, o venganza. En fin, todo sea por la paz familiar.

domingo, 1 de septiembre de 2013

La última noche en Twisted River

Hola, soy Bich, y este mes me toca a mí hacer la presentación del libro del mes. Además, os voy a endosar mi reseña, porque a día de hoy, no tengo el tema blog arreglado (en realidad, a día de hoy estoy a 600 km y sin ordenador, pero lo de programar entradas es muy maravilloso)

Este mes, los cinco integrantes del mejor club de lectura que en el mundo existe y existirá se han atrevido con John Irving, con mayor o menor fortuna porque me temo que, como de costumbre, no hay consenso.

Esto es lo que nos dice la contraportada (que ni siquiera había leído hasta ahora)


Corre el año 1954. La vida en el aserradero de una explotación forestal al norte de New Hampshire no resulta fácil y las desgracias están a la orden del día. Una noche, Dominic Baciagalupo, el cocinero del aserradero, y su hijo Danny, de doce años, se ven obligados a abandonar apresuradamente el lugar cuando Danny, en un fatal accidente, mata a la novia de un alguacil llamado Carl. Dominic y Danny inician entonces una extenuante huida, pues Carl, en su afán de venganza, los perseguirá primero hasta Boston, luego hasta Vermont e Iowa, y finalmente hasta Canadá. En cada ciudad a la que lleguen, padre e hijo se verán obligados a adaptarse a las costumbres y personas del lugar, a inventarse una nueva identidad... Sin darnos tregua, peripecia tras peripecia, John Irving nos sumerge de lleno en la vida estadounidense durante las últimas cinco décadas del siglo xx.



Primer punto: menos mal que no leí la contraportada, porque me hubiera chafado medio libro. Muy mal, Tusquets, Colección Andanzas...hay que tratar de hacer el libro atractivo a los potenciales compradores, pero sin destripar media novela. Muy mal, esas cosas me sientan fatal.

Pero claro, si lees sólo la contraportada, en realidad no tienes ni puñetera idea del libro, vamos, es que ni de coña, "extenuante huida" es exagerar hasta el infinito, parece que estamos ante una road movie, y nada más lejos...estamos, como siempre en Irving, ante una historia de amor. De amores. Rarunos, enfermos, desiguales, fraternales, amistosos, familiares...pero de amores. Que se van tejiendo y destejiendo a lo largo de casi cincuenta años. De la manera más extraña casi siempre, porque en las historias de Irving, los amores no son casi nunca los más acertados. Porque estoy convencida de que el hombre tiene algún tipo de tara familiar, toda su obra gira en torno a relaciones familiares (y a despertares sexuales extraños)

Hablando de girar, la historia gira y gira sobre sí misma mientras avanza...hay saltos temporales bastante grandes, pero no te quedas sin saber apenas nada de lo que pasa entre un salto y otro. Irving sigue tejiendo la historia, adelante y atrás, con frases recurrentes (las comadres malvadas y viejas, por ejemplo) y lugares muy comunes a sus obras...lo suyo con los osos se remonta a su primera novela, Salvemos a los osos, que es de 1968, no conoció a su padre biológico y sufrió abusos a los 11 años por parte de una mujer obviamente más mayor que él...temas que al final salen de una manera u otra en todos sus libros: el abandono, las primeras experiencias sexuales con mujeres mayores, siempre hay por medio un periodista o escritor...

Todo esto hace que o entras en su mundo o no entras: yo entré hace un montón de años con Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra (que acabó siendo Las normas de la casa de la sidra) y nunca he salido. Tampoco es que haya querido salir. Entro con facilidad en sus lugares comunes, en sus construcciones circulares, en sus repeticiones y hasta en sus giros de guión. Pero claro, si no entras, en este caso son casi 700 páginas de libro que no te interesa, un horror. Yo lo he leído en unos diez días, pero claro, no me supone un esfuerzo vivir en ese universo que monta en cada novela.

No he marcado muchas cosas, pero aquí va un parrafito que sí me gustó mucho: "Una pareja enamorada crea sus propias normas, como si esas normas inventadas fuesen tan fiables o contaran tanto como las normas conforme a las que intentan vivir los demás"

La cuestión con Irving es que no te va a dejar tibio: te gusta o no te gusta. Y si no lo creéis, dad una vuelta por los blogs de mis compañeros lectores, veréis a alguno plenamente enamorado y a otros completamente desolados y poniendo veto a John Irving por los siglos de los siglos. A mí me encanta. Personalmente creo que no es su mejor novela (esa es "Hasta que te encuentre"), pero me ha gustado mucho y estoy muy contenta de haber propuesto este libro, para horror de algunos de mis cobloggers.

Y ahora, a leer sus reseñas, aquí las tenéis...




El 1 de octubre empezaremos con "Como una novela" de Daniel Pennac, que es casi cinco veces más corto que éste y que ha elegido (con altas expectativas) nuestro nananananalíder.