miércoles, 25 de diciembre de 2013

FELICITACIÓN

Desde el club de lectura os deseamos una muy Feliz Navidad y que 2014 esté lleno de libros maravillosos


lunes, 23 de diciembre de 2013

Premios Naranja y Limón 2013 del Club de Lectura

El sábado se fallaron los premios Limón y Naranja del Club de Lectura 2013.

Y, como ya viene siendo habitual, las votaciones fueron un caos de campeonato. En general, nuestras reuniones son un caos casi siempre. Es lo que tiene la creatividad, que se superpone, se superpone, y entre las conversaciones desordenadas, las ideas en paralelo y la imposibilidad de establecer una preeminencia en los razonamientos, al final queda un gurruño incomprensible que luego cuesta media vida descifrar. Pues sí, es lo que tiene la creatividad, aunque también influye el hablar todos a la vez.

Para que podáis seguir las votaciones, os explicaré brevemente las reglas. Cada uno de nosotros otorgaba dos naranjas y dos limones, a los dos mejores y dos peores libros según nuestro criterio. Y luego, el resto de los libros eran premiados libremente con lo que se nos fuera ocurriendo. Estos fueron los resultados:

  • Premio NARANJA para Un matrimonio feliz, de Rafael Yglesias. Un libro que además de tres naranjas, se llevó un premio CEBOLLA y un premio LAGRIMITA. 
  • Premio LIMÓN para El animal moribundo, de Philip Roth. Este premio estuvo realmente muy disputado, y se necesitaron 3 rondas para llegar al desempate. Esto da una idea de lo que ha sido el año de lecturas en este nuestro club... En fin, El animal moribundo también obtuvo los premios OVERSHARING y TOMATES CHERRY. 

Pues bien, luego había otros premios a repartir, que según mis notas fueron los siguientes:

  • Quemar la noche, de Liz Murray: premios AZÚCAR, CEBOLLETA y TELEFILM ANTENA3 y 1 LIMÓN
  • Los años con Laura Díaz, de Carlos Fuentes: premios POMELO, LECTURA CREATIVA y 3 LIMONES
  • Algo va mal, de Tony Judt: premios SANDÍA REFRESCANTE, PAPÁ CUÉNTAME OTRA VEZ, DE MAL EN PEOR y DESIERTO
  • Paula, de Isabel Allende: premios MELOCOTÓN EN ALMÍBAR, MIRA CÓMO MOLO, FOSFORITO (POR LA INTENSIDAD) Y CASTAÑA. 
  • Cómo hablar de los libros sin haberlos leído, de Pierre Bayard: premios MANDARINA, ASPIRINA, SOY TAN LISTO QUE NO ME RESISTO y 1 NARANJA. 
  • Jane Eyre, de Charlotte Brontë: premios COMIDA PERECEDERA, AMOR VERDADERO Y PURO ROMANCE,  FRUTA DE LA PASIÓN y 2 NARANJAS
  • La última noche en Twisted River, de John Irving: premios OSO AMOROSO y 3 LIMONES
  • Como una Novela de Daniel Pennac: premios AGUA, VEN QUE TE EXPLICO, LENTEJAS, SI QUIERES LO LEES Y SI NO LO DEJAS, y 1 NARANJA
  • Doña Perfecta, de Galdós: premios LA VIDA SIGUE IGUAL, YO SIGO SIENDO AQUEL, GAJO DE NARANJA y 2 NARANJAS
  • Las lunas de Júpiter, de Alice Munro: premios AGUA, PUERRO, HASTA EL INFINITO (DEL ABURRIMIENTO) Y MÁS ALLÁ, CASTAÑA, VODKA 


Y esto es todo en cuanto a los premios de este año. Ya sólo nos queda esperar que los premios NARANJA 2014 estén muy disputados, y que no tengamos premios Puerro, Hasta el infinito del aburrimiento, Castaña, o Telefilm de Antena 3. Pero de lo que estamos seguros es de que nos seguiremos riendo mucho con este club, que nos trae la diversión y el buen rollo, en este caso también, hasta el infinito.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Contar una historia

George y Roberta viven juntos desde hace relativamente poco. Roberta tiene dos hijas de un anterior matrimonio, y abandonó a su marido porque se convirtió en aburrido, porque no la llenaba, porque no la excitaba, porque se dio cuenta de que no le quería.

Valerie trabajaba con Georges en un colegio, y cuando Roberta dejó a su marido, se fue a vivir con ella. Fue así como se conocieron Georges y Roberta. Al principio surgio la fascinación del uno por el otro. El la vio como alguien alegre, divertida, atractiva. Ella le vio a él como una persona bromista, fuerte, un hombre misterioso y reflexivo a veces, que quería dejar el colegio y dedicarse a la escultura en una granja que se acababa de comprar, tranquilo, dedicado a criar gallinas y a plantar verduras. Los dos tuvieron una primera impresión.

Decidieron irse a vivir juntos.

La vida ha cambiado y no es como hubieran imaginado ninguno de los dos. Roberta tiene accesos de tristeza, está deprimida. Deprimida en una casa que le ahoga, en la que no tiene nada que hacer y en donde no quiere hacer nada. Una casa que se le viene encima. George no se dedica a la escultura, sino a reparar la casa poco a poco, con sus manos, de forma metódica e implacable, y a su aire. No es una casa que comparten, sino que es la casa de George.

Roberta, a sus 46 años, se ve vieja. Teme a George, que se comporta a veces de manera implacable. Roberta se siente humillada. Ha cambiado, y tiene los nervios destrozados. George la ha agraviado, le ha dicho que tiene los brazos fláccidos, y sabe que la encuentra vieja y fea. George es capaz de hacer daño, con sus palabras, con su actitud. Roberta teme que haga daño a sus hijas, igual que se lo ha hecho a ella. ¿Y él? El piensa que ella y sus hijas son unas perezosas y está ya harto de tener que convivir con ellas.

Los dos tuvieron una primera impresión y ahora mantienen una relación fracasada. Sin embargo, viven en una apariencia de normalidad. Las dos hijas de Roberta pasan unos días con ellos en su granja, y sólamente una de las hijas, la mayor, se da cuenta de cómo ha cambiado su madre, hasta el punto de escribir en su diario "si esto es amor, yo no quiero ni un poco".

Con estos mimbres, Alice Munro narra la visita que hacen George, Roberta y sus hijas a casa de Valerie. Nos describe el comportamiento de todos, nos deja ver la crueldad de George y la derrota de Roberta, su intimidad actual, su relación de apariencia con el mundo. De vuelta a la granja, un camión sin luces se salta un stop y están a punto de tener un accidente mortal. Ni siquiera tienen tiempo de asustarse, sólo pueden quedarse perplejos, aplanados, desconcertados. George y Roberta ya están muertos sin necesidad de accidente.

El relato termina así:

- ¿Estáis muertos, chicos? - dice Eva (la hija pequeña), sacándoles de su ensimismamiento - ¿no hemos llegado a casa?


No tengáis la menor duda: Alice Munro lo cuenta muchísimo mejor que yo...



Cuéntame un cuento

Tras leer las reseñas de los demás miembros del club y algunos de los comentarios a las mismas he llegado a la conclusión de que los árboles que la buena de Alice Munro ha plantado en sus relatos no me han dejado ver su bosque.
No me he enterado para nada de que estaba espiando fragmentos de la vida de unas personas de las que huiría corriendo como un gamo si perteneciesen a mi mundo real. Y tal vez no me he enterado porque Alice Munro me ha hecho el timo del tocomocho y yo me lo he tragado. Me he pasado unas de las horas más aburridas de mi vida buscando unas historias que realmente no existían, pero como el envoltorio es tan bonito he caído en el camelo hasta el punto de dudar de mí mismo, y ese es el mayor problema, que para que los relatos funcionen es necesario que sea el lector el que ponga la historia, el que se invente el pasado y el futuro y el que redacte las conclusiones.
Y eso es hacer trampas, repito, desde mi punto de vista.

Tal vez soy un lector convencional, pero mi cerebro necesita que cuando le cuentan una historia, y más cuando se trata de algo parecido a un cuento, ésta tenga un mínimo de trama y sobre todo un desenlace,  simple que es uno. Por eso me ha provocado cierta angustia vital tener que dedicar mi tiempo a leer algo que sabía de antemano que no me iba a llevar a ninguna parte, lo cual lleva al desinterés, el desinterés lleva al aburrimiento, el aburrimiento lleva a la ira y la ira lleva al lado oscuro, lugar muy transitado en este club de lectura.
La sensación de vacío que he sentido al terminar cada relato confirma la estafa, y justifica mi cabreo, sobre todo cuando crees que es algo que podría dar mucho más de sí, porque muchos de los relatos tienen buenos mimbres, pero acaban muriendo en esa ley del mínimo esfuerzo que parece en este caso ser virtud, la comparación de ND con el arte moderno viene que ni pintada, habrá que piense que conceptualmente esta forma de (no) contar cosas es la pera, pero yo sólo puedo ver el esbozo de una historia muerta antes de comenzar. En resumen, en vivir del cuento.
No sé si los valientes que pasan por aquí compartirán mi forma de ver las cosas, pero me gustaría mucho saberlo, porque realmente me vuelve a asaltar la sensación de si soy yo el que no sabe apreciar algo estupendo, algo que me molesta sobremanera, porque dudo de mi buen criterio, de mi sensibilidad y hasta de mi intelecto. Porque no hay que olvidarlo, esta señora acaba de ganar el premio Nobel, y si este libro resulta representativo dentro del conjunto de su obra la verdad es que me cuesta mucho trabajo comprenderlo.