martes, 22 de marzo de 2016

Los viajes de Gulliver



Como ahora mismo no tengo blog en el que publicar voy a aprovechar el blog del club para hacer las reseñas, si volveré o no a abrir uno sólo el tiempo lo sabe.

Esta reseña abre una nueva etapa en el Club de Lectura en la cual pasamos a leer libros de manera bimensual. Gente más sensata habría liquidado el club sin piedad después de tantos años leyendo a la deriva, sin duda, pero sucede que en nuestro caso todo lo que podría haber separado la lectura ha sido compensado por un cariño mutuo nacido del sufrimiento que ha generado la misma, además de un sentimiento de pertenencia que nos impide darle el golpe de gracia. De esta manera, seguramente, hemos conseguido convertirnos en el primer club de lectura cuyo objetivo es leer menos. Así somos.

De rebote, nos hemos puesto una serie de reglas para la selección de los libros, de las que no me quiero ni acordar, que, por supuesto no hemos cumplido. Alguna de ellas tenía algo que ver con leer clásicos, o algo así, por lo que mi elección fue el libro que paso a reseñar, “Los viajes de Gulliver” de Jonathan Swift, un libro que, por un motivo u otro, no había leído y que me apetecía leer. Cuando uno piensa en “Los viajes de Gulliver” inmediatamente rememora la historia que todos conocemos de Gulliver varado en las playas de Liliput rodeado de seres diminutos, un cuento de aventuras que asociamos al público infantil, pero, sin embargo, “Los viajes de Gulliver” no es un cuento infantil, tal vez ni siquiera es un libro de aventuras a pesar de todo, porque las aventuras de Gulliver no son más que una tapadera tras las que esconder un tratado de crítica social destinado a un público adulto.

La Editorial Juventud hace esta pequeña reseña: “Publicados en 1725, Los viajes de Gulliver relatan los cuatro viajes sucesivos de un cirujano y capitán de barco a Liliput, un país de hombres diminutos, a Brobdingnag, un país de gigantes; a la isla voladora de Laputa que gobierna sus territorios desde el aire; y finalmente al país de los Houyhnhnms, donde los seres inteligentes no son los hombres, sino los caballos. Estos relatos de viajes y aventuras de apariencia inocente, donde el viajero va relatando sus vivencias a lo largo de su camino, son en realidad una sátira despiadada sobre las estructuras y la cultura de la sociedad de la época y una meditación sobre la capacidad de perversión de la especie humana.”

Si soy sincero la primera parte del libro, correspondiente a los dos primeros viajes, me ha aburrido soberanamente, posiblemente porque Swift no tiene la mínima pereza en realizar una serie de descripciones de todo lo que Gulliver ve que aburre a las ovejas. Sin embargo, a medida que la historia avanza el escritor se va creciendo, de manera que en el tercer viaje hace una crítica estupenda de todo lo que en nombre del progreso y de la modernidad atenta contra el sentido común, una crítica completamente vigente a día de hoy, para rematar en el cuarto viaje con una crítica feroz a la política pero sobre todo a los políticos. Es realmente brillante ese mundo en el que los seres humanos se convierten en animales irracionales que no dejan de ser alimañas en un mundo gobernado de forma sensata por los caballos.

La verdad es que he terminado desconcertado al terminar el libro, porque si bien Swift pasa por un clérigo conservador la verdad es que lo que en “Los viajes de Gulliver” escribe muchas veces indica lo contrario. Es cierto que en su momento tuvo que publicar el libro bajo seudónimo, lo cual indica que posiblemente se estaba jugando algo más que su reputación, algunos pasajes hoy los firmaría un socialista e incluso una feminista, para que os hagáis una idea os dejo algunos pasajes que he subrayado.

“Igualmente pretendía que a todo senador del gran consejo de un país, una vez que hubiese dado su opinión y argüido en defensa de ella, se le obligase a votar justamente en sentido contrario; pues si esto se hiciera, el resultado conduciría infaliblemente al bien público.”

“Le expliqué que los ricos gozaban el fruto del trabajo de los pobres, y los últimos eran como mil a uno en proporción a los primeros, y que la gran mayoría de nuestras gentes se veían obligadas a vivir de manera miserable, trabajando todos los días por pequeños salarios para que unos pocos viviesen en la opulencia.”

“La templanza, la diligencia, el ejercicio y la limpieza son las lecciones que se prescriben por igual a los jóvenes de ambos sexos, y mi amo pensaba que era monstruoso que nosotros diésemos a las hembras educación diferente que a los machos, excepto en algunos puntos de organización doméstica. Razonaba él muy atinadamente que por este medio una mitad de nuestra especie no servía sino para echar hijos al mundo, y que entregar el cuidado de nuestros pequeños a esos inútiles animales era un ejemplo más de brutalidad.”

Como siempre encontraréis otras opiniones, seguramente mucho más razonadas, en las reseñas de DesgraciaítoCarmenPaula y MG, ¡corred a leerlas!.