martes, 6 de septiembre de 2016

Grandes Esperanzas


Este verano, los cada vez más anárquicos miembros del club, hemos leído “Grandes Esperanzas” de Charles Dickens, un libro estupendo, por cierto. Hacía tiempo que el club pedía a gritos leer un Dickens, pero por unas cosas o por otras, una de las cuales fue una derrota del Atleti aunque parezca imposible, lo hemos ido dejando hasta ahora y ha sido una auténtica pena, sobre todo cuando uno mira atrás y ve nuestro camino alfombrado de páginas mal escritas y peor resueltas. Pero esa es la esencia del club mientras siga existiendo, ir errantes y sin rumbo, lectura tras lectura, hasta la lectura final. Mientras que ese momento llega, y como mi blog sí que llegó a su fin, publicaré este post en el blog del club con la esperanza de que no se lo coman las arañas que viven en él.

La editorial Debolsillo hace la siguiente sinopsis del libro: “Grandes esperanzas es uno de los títulos más célebres del gran autor inglés. Publicado originalmente en 1860, narra la historia de Pip, un joven huérfano y miedoso, cuyo humilde destino se ve agraciado por un benefactor inesperado que cambiará el sino de su vida y hará de él un caballero. Una maravillosa novela de aprendizaje y una magistral galería de protagonistas que trazan un acabado retrato de época, al mismo tiempo que una honda reflexión sobre las constantes de la condición humana. La realidad de la vida cotidiana en Inglaterra y la fantasía se dan la mano, mostrándonos un mundo extraordinariamente humano y detallista y una peculiar psicología de los personajes... ”.


Grandes Esperanzas” es una novela maravillosa y todo lo que escriba a partir de esta aseveración no deja de ser mero relleno. Es maravillosa en su escritura, con un equilibrio casi perfecto entre lo que cuenta y cómo lo cuenta, Dickens es capaz de de describir todo hasta el mínimo detalle con una pincelada tan fina que hace cada escena limpia y sin relleno. Y es maravillosa en la historia y en la construcción de los personajes, a pesar de que, como es lógico, hoy en día nos pueda parecer un tanto antigua. Pero no es así, porque como demuestran las decenas de diferentes adaptaciones que de esta novela se han hecho, nos podemos llevar a los personajes y sus vicisitudes a cualquier sitio y a cualquier época y la historia sigue teniendo sentido.

Y esa es la mayor virtud, en mi opinión, de Dickens, la facilidad que tiene para describir las motivaciones humanas, de mostrar los sentimientos, buenos y malos. Porque en "Grandes Esperanzas" se narran muchas cosas más, incluyendo la forma de vivir de la época y sus costumbres, y todo esto ya es algo en sí mismo valioso, pero se queda en un segundo plano frente a la historia. Los personajes de "Grandes Esperanzas" no pretenden ser modelos de comportamiento, y especialmente su protagonista, Pip, en el que se mezclan los sentimientos más altruistas con el más profundo egoísmo, algo que se repite en otros personajes que viven con angustia su propio destino. Me ha gustado especialmente la forma que tiene Dickens de escribir en primera persona, desde el punto de vista de un niño, es de las pocas veces en las que veo al niño y no al escritor que trata de darle vida.

"Grandes Esperanzas" es una novela profunda, sincera, melancólica, con mucho fondo, es capaz de ponernos ante nosotros mismos, desnudos, haciéndonos vivir cada situación, haciéndonos pensar cómo actuaríamos nosotros en el lugar de los diferentes personajes, hasta hacernos ver que no somos mejores, tal vez tampoco peores, pero sobre todo nos hace ver que vivimos en una noria que no deja nunca de girar, o como escribe Dickens: "Un alboroto viene y otro se va, Pip; así es la vida..." Efectivamente, así es la vida.