martes, 26 de marzo de 2013

Empoderar el esfuerzo

Bueno, aquí estoy delante del folio cibernético en blanco pensando en a ver qué sale...

Había pensado en hablar un poquito del esfuerzo y de su valor intrínseco. Pero el problema es que yo no soy precisamente quién para hablar de ello porque yo siempre he sido de esforzarme muy poco, pero a lo mejor mi caso sirve de ejemplo para ver que el esfuerzo es un valor en sí mismo.

Yo empecé a estudiar cuando llegué a la Universidad. Durante toda la EGB y BUP y COU (siglas que ya ni existen) no estudiaba nada. No me hacía falta. Todo lo sabía con simplemente atender en clase. Mis padres me ponían en mi cuarto a estudiar, pero yo no conseguía entender para qué valía eso porque yo ya me lo sabía. En vez de eso hacía el tonto o me escondía tebeos en los cajones que leía a escondidas.

Gracias a mi falta de hábitos de estudio, de no saber cómo se estudiaba, llegué a la Universidad y, lógicamente, me di un tortazo contra la realidad. En el primer examen que tuve saqué un cero. Nunca había suspendido ningún examen y de repente me veía en una situación de la que no sabía como salir. Me puse a hincar los codos, a subrayar, a repasar, pero el método debía tener fallos porque no conseguía sacar adelante los temas. No sabía como estudiar. Suspendí casi todas las asignaturas en junio. Aplicaba una especie de fuerza bruta de estudio muy ineficiente.

Sí que pasaba horas, pero no sabía concentrarme ni sabía qué era exactamente lo que tenía que aprenderme. Todo me parecía igual de importante. Además, cada dos por tres me desconcentraba.

Toda la carrera fue una continua sucesión de sinsabores y repeticiones. Nunca le pillé el truco. Ya sé que no soy el más listo del mundo, pero aún así creo que si hubiera llegado a la Universidad con un método de estudio y habituado a ello todo hubiera sido más fácil.

Y una vez planteadas mis miserias os diré lo que saqué en claro a base de golpes: el esfuerzo, el dar todo lo que tienes es algo innegociable, es un deber. A dónde te lleve ese esfuerzo tendrá que ver con tu inteligencia, tus habilidades y tus capacidades personales. El esfuerzo es algo que está en tu mano. De esa manera intento educar a mis hijos diciéndoles que las cosas pueden no salir y es casi seguro que saldrán mal a la primera, pero que hay que intentarlo, hacerlo, repasar y mejorar. Eso es obligatorio. Luego habrá quien sea más listo, quien sea más hábil o más ocurrente, pero el obligarte a hacerlo es totalmente necesario. Es una obligación moral. Es lo que tú puedes aportar a tus dotes innatas.

En el vídeo que puse en el post se habla de que una cosa que distingue a los sistemas educativos que dan mejores resultados es que no dejan a ningún niño atrás, que buscan en qué son buenos, cómo llegar a fomentar la ilusión por el aprendizaje y estar convencidos de que cualquier niño tiene la capacidad para triunfar en la vida. Todos servimos para algo y podemos ser felices.

Está claro que no todo es esfuerzo en la vida. Como cantaban los Birds To everything there is a season. Y saber divertirse es una parte muy importante de la vida. Hay tiempo para todo, incluso para esforzarse!

6 comentarios:

  1. Y yo que pensaba que ibas a hablar de ese palabro tan horripilante!

    En la cultura (por llamarlo de algún modo) en la que vivimos, el esfuerzo es para los tontos. Los listos son los que aparentemente no se esfuerzan. Sin embargo, abro una derivada, que es la medida del éxito. Hoy, el éxito sólo se mide por el dinero. A partir de aquí, el esfuerzo no es tan necesario, puesto que se puede ganar dinero robando, o con buenos contactos o siendo un perfecto ignorante, o pisando a los demás.

    Claro que el esfuerzo es innegociable, pero tiene que ir acompañado de màs cosas. El premio (ligado a la motivación), los valores morales (ligados a la utilidad) y las habilidades (ligado a la excelencia), y otras cosas que seguramente olvidaré. Empujar una puerta cerrada puede tener mucho de esfuerzo, pero ninguna utilidad, porque es mejor abrirla.

    Pero sí, es innegociable, es la base de todo.

    Empoderamiento me suena a caballo semental. Igual que empowerment me suena a bebida energética próxima a las drogas. Qué horror.

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  2. Lo primero es manifestar mi horror más absoluto por la palabra empoderamiento, por muy correcta que sea y muy bien utilizada que esté.

    Y luego ya poco puedo decir, porque estoy muy de acuerdo con lo que planteáis. No sé si en vuestro entorno laboral se lleva pero aquí está muy de moda lo de la “patá pa’rriba”: este tipo es un manta, no me resuelve nada…pero es tan trabajoso y hay que dar tantas explicaciones si su revisión anual es mala que me merece más la pena hacerle una revisión sensacional y con suerte le promocionan y se pira.

    Y esto pasa muchas veces. Y es completamente frustrante, porque al final los curritos nunca llegamos a nada. O sí, más o menos te valoran, pero no te luce, porque por desgracia, la medida del éxito laboral es la pasta.

    Soy una frívola y me rijo por los valores erróneos pero yo estoy aquí por la pasta. La satisfacción, la realización y el resto de las cosas vienen detrás. Como me dijo Carmen un día, hay que partir de la base que el trabajo es un sitio al que tienen que pagarte para que vayas.

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  3. Por supuesto que empoderar es horrible! Pero como está en el libro me he permitido usarlo como título.

    Es cierto que el esfuerzo por sí solo no vale, pero es el punto de partida. Sin esfuerzo las cosas que se consiguen en el trabajo son un poco como hacer trampa, como partir con ventaja para llevar al mismo sitio pudiendo llegar más allá.

    A mí empoderar me suena al rancho la Ponderosa de Bonanza.

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  4. Yo sólo he tenido que estudiar cuando salían números en las asignaturas, en lo demás sacaba notazas sin pegar ni chapa. Ahí puse TODO el esfuerzo, TODÍSIMO y aprendí que, a veces, a pesar de que te esfuerces hasta morir, es muy posible que no consigas la recompensa que mereces. Menos mal que ya era más o menos mayor y hacer trampas (que no copiar) era una lección más de la vida.

    En lo del trabajo, estoy con Bichejo. En lo del empoderamiento y en lo de la frustración.

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  5. Hola a todos, yo tengo un blog que se llama empoderamientopsicologo , este palabro no debe ser tan malo cuando me ha llevado hasta esta entrada, que por cierto me ha gustado. Felicidades.
    Si fuésemos más creativos no dependeríamos tanto de los anglicismos.
    Saludos.

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  6. Es que es una palabra bastante rara, Sofía. Veo que habiendo otras como refuerzo o puesta en valor o potenciación. No sé. Ya digo que es una palabra que está muy de moda, aunque creo que podríamos habernos esforzado más.

    Gracias por pasarte por aquí!

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