Del libro de Pennac yo me quedo con la idea de leer para obtener la ración de ficción que necesitamos. Me encanta, porque despoja a la lectura de utilitarismo y la sitúa en el ámbito del placer. No hay porqués, no hay “para qués”, es simplemente tomar tu ración de ficción y engrasar la imaginación y volverte algo más niño, y olvidar las preocupaciones, las penas, la seriedad, las obligaciones. Todos leemos para informarnos, para aprender, todos leemos como necesidad o como obligación, e incluso hay quien se hace trampas al solitario, como aquellos que te dicen que leen novela histórica porque “así de paso, aprenden”. Pero en “Como una novela”, Pennac habla de otra cosa.
Leer simplemente por leer, para pasar el rato. La ración de ficción para alimentar la imaginación, la necesidad no sólo de evadirse, sino de toparse con lo desconocido, con lo inesperado, el placer de sorprenderse y de guardar en el espíritu otras ideas, otras soluciones, otros ambientes, otras situaciones muy lejos de nuestra realidad. Aprender no "de paso", sino encontrar el gusto de alimentar nuestra alma individual. No es alimentarse, sino aprender a disfrutar con los sabores, y apreciarlos. No se trata de sobrevivir, sino de vivir mejor, de cuidar nuestro espíritu.
Y eso impone una exigencia. Pennac critica sin remilgos lo que llama la “literatura industrial que se contenta con reproducir hasta la saciedad los mismos tipos de relatos, despacha estereoitipos a granel, comercia con buenos sentimientos y sensaciones fuertes, se lanza sobre todos los pretextos ofrecidos por la actualidad para parir una ficción de circunstancias, se entrega a “estudios de mercado”, para vender según la “coyuntura”, tal o cual tipo de “producto” que se supone que excita a tal o cual categoría de lectores”. “malas novelas...” que “no dependen de la creación... son una empresa de simplificación (es decir, de mentira) cuando una novela es el arte de la verdad (es decir, de complejidad), porque... adormecen nuestra curiosidad... el autor no se encuentra en ellas...”
Pennac recorre el camino con nosotros, y nos acompaña para cuando se nos ocurra eso de “da igual lo que se lea, lo importante es leer”. No, no. Nos acompaña para decirnos que si hay toda una industria alrededor del libro es por la misma razón por la que proliferan los Mac Donalds. Y vale que nos guste tomar una hamburguesa de vez en cuando, pero no se debe confundir con alimentarse sólo de ellas. Por mucho que pasen el control de sanidad.
Este es, creo, uno de los fondos que nos transmite Pennac en "Como una novela"
Muy buen post, Carmen.
ResponderEliminarA mí Pennac me gusta, aunque me parece que va un poco de sobrado. Sí me parece condescendiente, no con los niños, sino con los padres.
Aún así me parece que tienes mucha razón en lo que cuentas, como también la tiene Pennac.
Gracias.
ResponderEliminarNo me parece a mí que sea condescendiente con los padres, aunque como no tengo hijos, es verdad que no me doy por aludida, y lo mismo lo he pasado por alto :-)
El libro MacDonalds es necesario, mucho. Sobre todo para que a las editoriales les merezca la pena editar libros solomillo.
ResponderEliminarYo leo mucho best-seller, y mucho no best-seller. He leído de todo toda la vida. Y cada libro tiene su momento.
No sé, me parece que hay mucha pose en todo lo cultural y tan malo es lo de "yo jamás leería un best seller o vería una peli de fulanito porque es lo que hace todo el mundo" como lo de "en la vida vería una peli en VO porque es de hipster gafapastoso". Los dos casos son prejuicios. Y limitan. Que a lo mejor soy yo la rara, pero me gusta darle a todos los palos en el ocio. Y para mí la parte lúdica es la más importante. Yo no leo para aprender ni para mejorar ni nada, leo porque me gusta y punto. Lo que pasa es que al leer aprendo, mejoro y lo que sea. Pero al coger un libro mi mayor interés es pasármelo bien y disfrutar con él.
Personalmente creo que es bueno leer de todo, porque leer de todo te afina también el gusto lector, vas viendo qué funciona contigo y qué no en cuanto a géneros, tipos de historia, maneras de escribir...luego te das cuenta de que hay poco tiempo y muchos libros y vas seleccionando. Pero esa selección debería hacerse según un gusto personal y no según reglas teóricas.
Siempre es mejor leer sólo libros MacDonalds que no leer nada, al menos algo de ortografía y gramática aprenderás...como lector estarás más limitado, pero qué más da, lo importante es disfrutar con lo que uno lee aunque los demás se lleven las manos a la cabeza.
Me gusta mucho el post pero he visto cierto desprecio por la novela histórica, de la que me considero un gran seguidor. Creo que a la novela histórica como género podría aplicarse lo que cuentas en el post, porque la hay buena y mala, la hay interesante y educativa y otra que va y viene según las modas y que no aporta nada, culebrones de época se podrían llamar.
ResponderEliminarTambién coincido con Bichejo, mejor leer mala literatura que no leer nada, porque además siguiendo con el tono de tu post, lo importante es que esa lectura no sea un fin, y aquí cada uno se entretiene como quiere o puede.
Jolin, qué mal me explico...
ResponderEliminarBichejo, yo estoy muy de acuerdo en que hay que leer para disfrutar, esto lo primero. Hay mucha pose y ya con Bayard veíamos la contradicción: el que dice que ha leído un libro sin haberlo leído, y el que esconde que lee determinados libros porque no es de "buen tono". Yo creo que las cosas son mucho más sencillas, y creo que es el fondo de Pennac: todo es más sencillo porque se trata de disfrutar. Y es más fácil educar el paladar si disfrutas. Hay que comer para alimentarse, sí, pero Pennac nos dice que hay que ir más allá.
No, Juanjo, no desprecio la novela histórica para nada. A mí me gusta mucho, y la leo con mucho interés. Como dices, la hay buena y truño. Yo estoy criticando el utilitarismo de la lectura, ese "ya que tengo que leer, mato dos pájaros de un tiro y me culturizo también en historia", y no discernir ni la ficción ni la buena literatura. Tú puedes leer la vida de Alejandro de Mary Renault, o puedes leerte los tres tomos de Manfredi, que es un libro de aventuras muy divertido. Yo he leído los dos, y me han divertido los dos, siendo estilos muy diferentes. Por cierto, que hay libros de historia muy entretenidos aunque no estén novelados...
Y naturalmente, cada cual se entretiene como quiere, ¡faltaría más!