martes, 25 de marzo de 2014

La dificultad de ser diferente

En principio esto iba a ser un post sobre feminismo pero, ya que estamos, va a ser un post sobre todos los ismos discriminatorios o, afinando un poco más, un análisis de lo que, en la novela, pone la autora como denuncia de la hipocresía de la sociedad de La casa de la alegría.

En la novela hay dos personajes que son diferentes al resto, por un lado está Rosedale, un hombre inadecuado que siempre será inadecuado... porque estamos en la sociedad de Nueva York de principios del siglo XX y es judío. Este personaje se va haciendo cada vez más presente en la sociedad a golpe de dineral, los hombres lo quieren dentro porque necesitan su dinero, necesitan hacer negocios con él, pero las mujeres, organizadoras de fiestas, no lo necesitan y no lo quieren; por otro lado está Lily Bart, que es el alma de las fiestas peeeero es pobre y está soltera. Lo de Lily tiene arreglo con una boda, lo de Rosedale no, aunque a pico y pala algún día quizá...

Como decía al principio esto iba a ser un post sobre el tímido, pero de su época, feminismo en la novela; Lily es boba, pero es honesta, probablemente la última mujer honesta en la sociedad que describe; está rodeada de mujeres casadas que son profundamente infieles, de mujeres divorciadas que viven de hombres casados -con otras, se entiende-... y la alternativa a eso son las mujeres beatas; la única mujer "normal" es Lily, tiene en su poder cartas para lavar su honor, pero no las usa, ve cómo las engañan, la exponen, la arrastran por el fango pero aún así no dice ni pío... y también hay hombres solteros, que pueden elegir ser solteros sin que nadie piense cosas raras ¡oh, sorpresa!, esos hombres mantienen relaciones con mujeres casadas, o no, pero pueden elegir, Lily, que es idiota, elige ser honesta y no entregar sus favores a un ricachón casado, ni casarse con Rosedale porque no lo soporta y sabe que sería un acuerdo comercial y no un matrimonio "normal" con sus cuernos y todo. Lily es idiota, la autora lo deja claro, pero nos dice que una mujer sola boba no puede sobrevivir en un mundo como ese, no tiene el dinero para vivir aislada -que es lo que hacen las solteronas tarde o temprano, retirarse- y tiene la mala pata de boicotearse... exactamente igual que su querido amigo que sigue soltero porque huye siempre que puede dejarse arrastrar por el amor, pero es un hombre y se lo puede permitir.

La autora nos dice que una mujer sola y pobre no puede ser honesta, y es que ya lo decía Sor Juana:

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia,
y luego con gravedad
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Queréis con presunción necia
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Tais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que falta de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que con desigual nivel
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada?

Mas entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos enhorabuena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada,
la que cae de rogada
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar
y después con más razón
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

No había cambiado mucho la cosa a principios del siglo XX. Las mujeres debían parecer honestas -no necesariamente serlo- pero para eso necesitan dinero y, en una sociedad en la que es impensable que una mujer de buena cuna trabajara -como los hidalgos de Quevedo- el dinero sólo puede obtenerlo de una manera, o casándose o siendo mantenida por un hombre casado que fuera discreto... en la novela, y es llamativo, no hay mujeres solteras en esa situación, imagino como alusión directa a la virginidad...

En definitiva, que Lily sea rematadamente idiota, que se autoboicotee no implica que no haya una denuncia de su situación, porque hay un hombre que elige su situación y no pasa nada, su mundo sigue y puede permitirse tener amantes... y aunque haya otro personaje en problemas -Rosedale- queda claro que el dinero abrirá también una puerta para él... ya se sabe que si eres mujer y pobre, eres doblemente pobre, si eres mujer y negra, doblemente negra, mujer y judía, doblemente judía...

2 comentarios:

  1. ...Y si eres mujer y tonta, doblemente tonta.
    Yo no había pensado mucho en la honestidad de Lily, la verdad. Y no estoy segura de si es honestidad o es simplemente que es un poco moñas.

    Y no sé si es muy honesto decidir, desde el primer momento, que su "salida profesional" es casarse. Las cosas son como son, y no por comparación.

    de todos modos, me has convencido un poco. Con Sor Juana al lado, cualquiera se opone...

    Buen post, querida.

    ResponderEliminar
  2. Es un post genial. Y ese poema de Sor Juana mola infinito...pero no estoy nada de acuerdo. Y ahora subiré un post.

    Sí que nos ha dado juego Lily Bart para lo poco que nos ha gustado.

    ResponderEliminar