Este mes toca hacer la reseña de “¡Viva
el latín!: Historias y bellezas de una lengua inútil” en ensayo escrito por
Nicola Garini y elegido por mí en mala hora. ¿Por qué lo digo? Porque yo me
esperaba un libro ameno y lleno de descubrimientos a cada cual más interesante…
¿y qué me he encontrado? Pues una disertación aburridísima de un señor
encantado de conocerse, cursi y relamido, que, más que tratar de acercar el
latín a todos los que estamos de alguna manera interesados en la lengua de los
romanos, ha perpetrado un libro para su erudita gloria que espanta al vulgar de
los mortales.
La editorial CRITICA, en su
necesidad de vender libros para ganarse la vida, nos hace el siguiente resumen:
“Una defensa apasionada del latín como
elemento cohesionador e identitario de todos los europeos. ¿Es el latín una
lengua inútil, como lo sugiere que se la haya marginado en la educación? Nicola
Gardini, profesor de la Universidad de Oxford, nos descubre la trascendencia de
la lengua que fue la base de la civilización que construyó Europa y en la que «están
escritos los secretos de nuestra identidad». El latín es, además, la puerta de
acceso a los tesoros de una literatura en que la lengua es un elemento
indispensable para captar unos valores que se pierden irremediablemente en una
traducción. Gardini nos ofrece, por ello, una guía personal y vivida de la
literatura latina, de Catulo a San Agustín, pasando por Cicerón, Tácito,
Virgilio, Lucrecio o Séneca, en la que utiliza breves textos que, con la ayuda
de su traducción y de sus comentarios, podemos disfrutar, sin necesidad de
recurrir a gramáticas o diccionarios. Un viaje de descubrimiento por las obras
maestras de la literatura de la antigua Roma.”
Después de leerlo varias veces no
entiendo cómo me he podido dejar engañar y meter en este lío a mis compañeros.
Creo que no he sabido ver lo que defensa apasionada podía significar para un
profesor de Oxford, mi pasión Atlética lee defensa apasionada y se imagina
echando los higadillos a los muchachos del Cholo Simeone, y el profesor Gardini
es más del estilo de la defensa de Malta entrenada por Jorge Valdano. Un
horror. En 240 páginas ha conseguido que odie a Cicerón (admito que poco me
faltaba), a Virgilio, a Séneca y sobre todo a Ennio, el hombre que comprendía
el lenguaje de las vacas.
Estoy seguro de que el libro
tendrá su público, afortunados ellos, el problema es que no es divulgativo, al
menos si tenemos en cuenta el significado etimológico
de la palabra divulgación que viene del
latín divulgatio, divulgationis, nombre de acción del verbo latino divulgare
(propagar o expandir algo entre el vulgo, la gente, publicar), verbo formado
con el prefijo dis-/di- (separación por múltiples vías, dispersión) y la raíz
del vocablo vulgus, que en latín arcaico fue volgus (la muchedumbre, la masa
indiferenciada del pueblo). Nicola, en confianza, la masa indiferenciada
contigo se duerme, créeme, podrías haber llamado al libro perfectamente “Valium”,
o mejor aún “Diazepanem et circenses”, porque tu libro es como la Benzodiazepina
porque los dos tienen efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos,
anticonvulsivos, amnésicos y miorrelajantes.
Como está feo decir todo esto del
libro de un señor que es nada menos que profesor de Oxford, recurriré al tópico:
Nicola, no eres tú, soy yo. Perdóname por no saber apreciar toda tu erudición,
por no estar a la altura, por ser un garrafán, por ser un quiero y no puedo de
la cultura latina, si escribes un libro de latín para tontos te daré una oportunidad,
pero mientras tú y yo hemos terminado.
Vale.