sábado, 11 de enero de 2014

Infinito dividido por cero

El cero y el infinito es un libro eminentemente político, pero es mucho más. Es un libro que también nos habla de personas de carne y hueso, de personas extremadamente vulnerables una vez perdida la coraza que les proporcionaba su estatus dentro del partido.

Personas que en cierto momento de su vida habían tenido poder de decidir sobre la vida y la muerte de los demás y que, ahora, saben que el juego siendo el mismo, aunque le hayan dado la vuelta al tablero y comprendan que van a perder todo lo que son y todo lo que han sido. Porque, tal vez, la muerte física, aún siendo la única real, no es lo único que hay en juego; también se trata de eliminar todo lo que esas personas significaban, borrando todo su legado sin dar oportunidad a nadie, ni siquiera a la historia, de juzgarlos, porque el juicio que les van a dar no es más que una pantomima ya que han sido previamente condenados en secreto.

Y ellos lo han asumido, van a colaborar en su propia muerte.

Es algo que Koestler sabe manejar con maestría. Me resulta escalofriante la forma en la que construye, párrafo a párrafo, una justificación a la barbarie y a la sinrazón. Cómo es capaz de poner a un hombre frente a su destino, que no es otro que no tener un destino y que parezca la consecuencia natural de un desarrollo lógico, al menos para el afectado. Es estremecedor ser espectador de un proceso de deshumanización que va transformando a la persona en un miembro, en algo prescindible que se debe eliminar por el bien del resto del cuerpo que, en este caso, es la misma humanidad.

Por eso, El cero y el infinito es capaz de, sea cual sea el punto de partida ideológico con el que comencemos su lectura, llevarnos a todos al mismo sitio, a sentir la opresión como propia, a tener miedo de que lo que en sus páginas cuenta se materialice en nuestra realidad, aumentando nuestro desasosiego el hecho de saber que esa realidad ya se ha materializado muchas veces en la historia para otros.

Y aunque el título del libro en sus idiomas originales (ver aquí) Sonnenfinsternis (Eclipse solar) en alemán, Darkness at Noon (Oscuridad al mediodía) en inglés, hace referencia a la oscuridad, tal vez por la oscuridad que a todos nos espera en el último momento, tal vez por la oscuridad que envuelve a la sinrazón; es en su título español donde veo más reflejado lo que el libro me transmite, una sensación de vértigo atroz, un sentimiento de encontrarme al borde de un precipicio sin fondo, tras el cual nos espera una caída sin fin.

Leo en voz alta las palabras cero e infinito y no puedo evitar recordar el concepto de límite de mis clases de matemáticas, pero con la diferencia de que aquí no estamos jugando con funciones geométricas, aquí Koestler nos hace espectadores de una función de marionetas con ánimo de enseñanza, una exhibición cruda de qué nos puede pasar si caemos en la tentación de ceder ante el absolutismo, del signo que sea, un relato que nos permite aprender a través de su experiencia cómo de malo fue todo aquello sin la necesidad de escarmentar por nosotros mismos.

Por esto, y por mucho más, El cero y el infinito es un aviso a navegantes maravilloso.

2 comentarios:

  1. A mí es lo que más me ha impresionado, ese planteamiento de Ivanov de que él solo se convencería de la necesidad de su culpabilidad después de un tiempo de reflexión. Y así es. Aunque luego con Gletkin utiliza la tortura y termina yendo un paso más allá, entre tortura, desesperanza y convicción, y termina aceptando el asumir cargos inventados para que el resultado teatral sea mayor, para aleccionar a la gente siendo una encarnación del mal absoluto.

    Respecto al título... a mí esos ramalazos creativos de los traductores no me gustan porque el autor no tiene nada que ver en ellos.

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  2. En algún momento lo dicen: la eliminación física es una forma de eliminar la discrepancia. La muerte es un detalle de orden administrativo, lo que importa es el bien superior.

    El bien superior, la colectividad, al final está manejado por una o dos personas. Es decir, hay un individuo, y luego el resto, que son la masa.

    Yo creo que el libro es casi más un ensayo que una novela.

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