Los que tengáis la suficiente prestancia de ánimo para haber leído mis últimos posts de libros tenéis por una parte mi más sincera felicitación y por otra parte una ligera idea sobre lo que voy a decir a continuación. Los demás tampoco os perdéis mucho, la verdad.
El motivo de esta entrada viene con que en el penúltimo libro de este año (84, Charing Cross Rd) confesé que lo había leído pensando que era ficción y eran cartas reales y cómo eso había afectado a mi lectura del libro. Pues bien, parece que es un fenómeno que no solo me vuelve miope hacia confundir lo que es real con algo que yo creía inventado, sino que también debo ser hipermétrope y confundo lo que es inventado con algo que yo creía que era real. Esto es lo que me ha pasado leyendo El Imperio del Sol.
Sí, os oigo reíros. De hecho también os LEO reíros o si no, no tenéis más que pasaros por el otro blog donde ya poco menos que comentan que se me están secando los sesos como a don Alonso Quijano. Algo de razón tendrán, sin duda. Pero a lo que vamos, o al menos a lo que me interesa: lo que quería suscitar con este post es si a vosotros os pasa que al enfrentaros a un libro lo hacéis de distinta manera si sabéis que es real o que lo que leéis es una ficción.
Yo, claramente, leo de distinta manera un libro de ficción que uno de memorias o de historia. Es cierto que hay memorias que entran dentro de la categoría de ficción, pero ese es otro tema. Esas ideas preconcebidas sobre que lo que estás leyendo le pasó a alguien me hacen de alguna manera bajar la guardia frente a la prevención que puedes tener frente a los hechos que se narran. Nuevamente, y sé que me odiáis por ello, vuelvo a Mark Twain y a una frase suya con la que os he atormentado durante demasiado tiempo: "It's no wonder that truth is stranger than fiction. Fiction has to make sense". Pero yo voy un poco más allá, no es solo que frente a que según que cosas tengan que tener sentido o no, sino que te llegan y te emocionan en función de esa irrealidad o realidad que asumes al leer.
Creo que estoy empezando a liar la madeja en lugar de desliarla... A ver si poniendo algunos ejemplos aclaro un poco lo que quiero decir.
Por ejemplo, Livia hablaba en el post sobre el libro de este mes de Si esto es un hombre de Primo Levi. Pues bien, la consideración de los horrores que allí cuenta, las lágrimas y lo que te remueve por dentro vienen casi indisolublemente unidos a que lo que te está contando es real o tú lo percibes como tal. Si, por ejemplo, todos esos horrores estuvieran contados por Stephen King en plan Misery al respecto de unos excursionistas que son secuestrados y encerrados en un campo de exterminio en mitad de la Patagonia sufrirías por ellos y lo pasarías mal, seguro, pero no establecerías una conexión emocional tan fuerte como en el primer caso. Al menos creo que es lo que me pasa a mí...
Por cierto que también tiene que haber una calidad en la narración que te abra un lazo de empatía entre lo que estás leyendo, los personajes (reales o ficticios) y tú.
De hecho, Steven Pinker comenta en su libro Los ángeles que llevamos dentro (ya disponible en español) que la alfabetización y edición masiva de libros escritos en primera persona ha aumetado de manera medible la empatía de nosotros con el resto del mundo. Él afirma que la empatía de manera natural tiene un radio de acción muy pequeño. Llega a nuestros familiares y amigos y no a todos...
Respecto a esto, Pinker dice "The most powerful exogenous sympathy trigger would be one that is cheap, widely available, and already in place, namely the perspective-taking that people engage in when they consume fiction, memoir, autobiography, and reportage".
Y yo ya no me atrevo a ir más allá, aunque intuyo que el hecho de creer que es real hace que sea más fácil conectar con lo que se nos cuenta e incide en la manera en la que nos enfrentamos a lo que se nos cuenta. No digo que ese lazo entre persona/personaje y lector sea menos débil ni que no nos conmovamos con obras salidas de la cabeza de un escritor, pero sí que me atrevo a decir que ese vínculo se establece más fácilmente si sabemos (o creemos) que lo que se nos está contando es cierto.
Y ahora a responder, es vuestro turno!
Creo que estoy empezando a liar la madeja en lugar de desliarla... A ver si poniendo algunos ejemplos aclaro un poco lo que quiero decir.
Por ejemplo, Livia hablaba en el post sobre el libro de este mes de Si esto es un hombre de Primo Levi. Pues bien, la consideración de los horrores que allí cuenta, las lágrimas y lo que te remueve por dentro vienen casi indisolublemente unidos a que lo que te está contando es real o tú lo percibes como tal. Si, por ejemplo, todos esos horrores estuvieran contados por Stephen King en plan Misery al respecto de unos excursionistas que son secuestrados y encerrados en un campo de exterminio en mitad de la Patagonia sufrirías por ellos y lo pasarías mal, seguro, pero no establecerías una conexión emocional tan fuerte como en el primer caso. Al menos creo que es lo que me pasa a mí...
Por cierto que también tiene que haber una calidad en la narración que te abra un lazo de empatía entre lo que estás leyendo, los personajes (reales o ficticios) y tú.
De hecho, Steven Pinker comenta en su libro Los ángeles que llevamos dentro (ya disponible en español) que la alfabetización y edición masiva de libros escritos en primera persona ha aumetado de manera medible la empatía de nosotros con el resto del mundo. Él afirma que la empatía de manera natural tiene un radio de acción muy pequeño. Llega a nuestros familiares y amigos y no a todos...
Respecto a esto, Pinker dice "The most powerful exogenous sympathy trigger would be one that is cheap, widely available, and already in place, namely the perspective-taking that people engage in when they consume fiction, memoir, autobiography, and reportage".
Y yo ya no me atrevo a ir más allá, aunque intuyo que el hecho de creer que es real hace que sea más fácil conectar con lo que se nos cuenta e incide en la manera en la que nos enfrentamos a lo que se nos cuenta. No digo que ese lazo entre persona/personaje y lector sea menos débil ni que no nos conmovamos con obras salidas de la cabeza de un escritor, pero sí que me atrevo a decir que ese vínculo se establece más fácilmente si sabemos (o creemos) que lo que se nos está contando es cierto.
Y ahora a responder, es vuestro turno!
En mi opinión, la clave es cómo está escrito, se trata de la habilidad del autor. Un mismo suceso te puede hacer llorar, o puede horrorizarte, o hacerte reír, según el tono y la competencia del autor. Y puede dejarte completamente fría (o frío, en tu caso).
ResponderEliminarY la conexión con un libro no es sólo la empatía, no es sólo ponerte en el lugar del personaje. También son otras emociones las que se encuentran en un libro. Puede causarte miedo, desasosiego, puedes tomar distancia junto con el autor. Puedes tener empatía con el autor, aunque no sea el protagonista del libro (el caso de un ensayo, Pinker que citas, o DFW cuando habla de langostas).
¿Tendremos que llamarte Bosco Quijano?
No es eso lo que quiero decir. No me refiero a lo que te transmita o lo bien contada que esté la historia ni que sienta más simpatía o empatía por unos personajes o por otro, lo que digo es que la forma de implicarme en la historia sabiendo que es verdadera o es ficción es distinta y el vínculo se establece de una manera más fuerte cuando sabes que es verdad. Parece que no me he sabido explicar.
ResponderEliminarSí, sí, te has explicado perfectamente, Pero...
EliminarEn mi opinión, la clave es cómo está escrito, se trata de la habilidad del autor. Un mismo suceso te puede hacer llorar, o puede horrorizarte, o hacerte reír, según el tono y la competencia del autor. Y puede dejarte completamente fría (o frío, en tu caso).
Y la conexión con un libro no es sólo la empatía, no es sólo ponerte en el lugar del personaje. También son otras emociones las que se encuentran en un libro. Puede causarte miedo, desasosiego, puedes tomar distancia junto con el autor. Puedes tener empatía con el autor, aunque no sea el protagonista del libro (el caso de un ensayo, Pinker que citas, o DFW cuando habla de langostas).
Yo también leí el libro creyendo que era real... De hecho creo que me enteré al leer tu reseña, o porque me lo dijo Bich el día 15, ya no me acuerdo XD... y es más, creí que era real cuando empecé a leer el libro (la historia la conocía por la película blablablá)
ResponderEliminarSí, cambia la experiencia de lectura cuando un texto es real y cuando no lo es (aunque recurrir a la primera persona es una manera como tantas otras de hacer trampa con un truco facilón que no suele respetar lo elemental al usar un narrador personaje... y yo todo lo que he escrito en la vida ha sido en primera persona XD) pero no sé si tanto por la empatía (insisto, creía que Ballard había vivido todo eso y no conseguí empatizar lo más mínimo con el personaje) como por la suspensión de incredulidad que aplicamos cuando sabemos que es pura ficción, una suspensión que hacemos voluntariamente y de la que podemos prescindir (no así cuando no es ficción) o directamente decir "¡venga ya!" cuando nos cuentan algo espectacular como la bomba atómica.
Sí, todo lo que viene con el añadido de "basado en hechos reales" nos sobrecoge mucho más, es normal, creo yo.
ResponderEliminarEs un poco como el impacto que tienen en nosotros las muertes trágicas, quiero decir, te impacta mucho más que tu vecina mate a su marido que el que mueran 50 personas por una bomba en la otra punta del mundo, no sé si lo he explicado bien.
Pero Bosco Quijano mola infinito como nombre de gurú!! Ahí lo dejo...
Que no, que el asunto tiene que ver con la habilidad del autor. Mirad cuando leéis un periódico. Ni te planteas si te transmite algo o no, descartas de un plumazo que se trate de literatura, y algunas veces lo es y de la buena. Esto es porque sabes de antemano que es realidad (bueno, en principio), y la implicación tiene que ver con la cercanía del suceso, con si te toca a ti o no (te implicas más con un accidente en Toledo que con 40 muertos en Afganistán, y más con el impuesto de la renta que con el del tabaco si no fumas). Pero la cercanía del suceso, no la cercanía del autor con el suceso. O si no, darle la vuelta a mi razonamiento ¿Por qué sobre una misma noticia hay titulares que movilizan y otros que no?
ResponderEliminar(Bosco Quijano sería un gurú polemizador o polemizante?)
Yo polémicas pocas, ya lo ves.
ResponderEliminarPero yo sigo en mis trece. Desde luego que hay novelas que transmiten verdades y sentimientos que nos conmueven siendo totalmente ficciones e historias verdaderas que nos dejan fríos y que eso depende de la habilidad del autor. Ya he dicho en el post que sin calidad en la narración no hay nada que hacer.
Yo he llorando por la muerte o las penalidades de personajes ficticios, me he emocionado, me he reído y sé que todo lo que me cuentan es inventado y también me ha pasado con historias reales. Es posible que el 80% se deba a o bueno que sea el escritor y la historia, pero hay algo más, al menos para mí, que me hace entrar más fácilmente cuando sé que es verdad.
Cuando me leí Sin Destino de Imre Kertész me gustó mucho, pero una de las premisas era que lo que contaba era verdad, él había estado en Auschwitz, había vuelto, etc. Pero al enterarme de que era ficción me llevé un chasco. Y creo que es porque cuando es real estableces una complicidad con el autor o con el libro que no existe cuando tienes claro que es ficción. Al menos yo creo que a mí me pasa, pero puede que sea verdad que tengo los sesos ablandados y ya solo sirva para que os riáis de mí y de mi triste figura de Bosco Quijano...
XD
Vale, me has convencido. Pero yo diría un 85% XD
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