domingo, 19 de mayo de 2013

Algo va mal en el mercado de trabajo


"Proteger los «buenos» trabajos al precio de no crear más empleos basura ha sido una opción deliberada de Francia, Alemania y otros Estados del bienestar continentales. Ya en los años setenta en Estados Unidos y el Reino Unido el empleo precario y mal pagado empezó a sustituir a los trabajos más estables de los años de crecimiento. Actualmente, una persona joven puede considerarse afortunada si encuentra una ocupación, con el sueldo mínimo y sin seguridad social, en Pizza Hut, Tesco o Wal-Mart. En Francia o Alemania es más difícil acceder a esas vacantes. Pero quién puede afirmar, y con qué argumentos, que alguien está mejor trabajando por un sueldo bajo en Wal-Mart que cobrando el seguro de desempleo de acuerdo con el modelo europeo. La mayoría de las personas prefieren trabajar, desde luego. Pero ¿a qué precio?"

Pues yo misma lo puedo afirmar si sigo el argumento del propio Tony Judt en el libro. Ese argumento que dice que todos debemos colaborar a la caja común, a la comunidad, y no tirar de ella si no es imprescindible. De manera que si una persona tiene la posibilidad de tener un sueldo y aportar impuestos, debe renunciar a su subsidio...

Judt habla de los “buenos” empleos y de los “empleos basura”, y yo me pregunto a qué se refiere exactamente, en especial cuando habla de los “buenos” empleos. Hoy en día, en España, ya casi el único “buen empleo” que existe es el de funcionario: el resto está completamente precarizado. Efectivamente, la protección de los buenos empleos ha sido una opción deliberada, y muy especialmente en Francia, en donde las crisis tardan mucho en llegar precisamente por tener un sector público elefantisíaco. Pero llegan, eso que no lo dude nadie. Y se resuelven perdiendo calidad de vida, por mucho glamour y muchas luces que pongan en Navidad en París. En España ha sido una opción deliberada e incluso potenciada, con un sector público que ha aumentado el empleo entre 2007 y 2012, con un par. Así es que la primera parte de la voluntariedad está cumplida. ¿Y la segunda parte?

En mi opinión, aunque se empeñen mucho, hay un tipo de empleo “precario” que no depende de los gobiernos, por mucho que se empeñen, del mismo modo que no depende de los gobiernos que el sol salga por las mañanas. En un comercio, por ejemplo, hay puntas de ventas, que se cubren con empleos temporales o con contratos por obra. En cualquier empresa hay que cubrir vacaciones. Y hay empresas cuya supervivencia en épocas de fuertes crisis depende de la flexibilidad del empleo, que es un coste que, por debajo de un umbral, ya no se puede variabilizar más. Y cuando los gobiernos se empeñan en que esto no suceda, en negar esta realidad, terminan legislando sobre un mundo irreal y empeorando la situación, y la consecuencia es el mercado informal, y una mayor precarización e inseguridad del trabajador y unas empresas que terminan cerrando (con lo que ya precarizan hasta al empresario). Si tú tienes a un trabajador en negro, hay que sentarte la mano, de acuerdo pero ¿Y si no tienes otra alternativa porque las cuotas e impuestos que hay que pagar al Estado son desorbitadas? Parafraseando a Judt: la mayoría de las personas prefieren contratar a los trabajadores legalmente y con sueldos estupendos, pero ¿a qué precio?

En fin, otra derivada para comentar este párrafo sería la que nos lleva a describir una sociedad acomodada que se queja de que unos inmigrantes nos roban los empleos que los nativos ya no quieren aceptar. Una dualidad infamante que sólo puede traer cabezas rapadas y camisas marrones las cuales, curiosamente, se nutren de un electorado que no procede, precisamente, de los barrios altos de las ciudades, sino de los cinturones industriales deprimidos. La socialdemocracia siempre da que pensar...

3 comentarios:

  1. Es que la sociedad que tenemos es la de pedir todo y no dar nada. O en todo caso que den otros...

    Eso de proteger los buenos trabajos está muy bien... cuando eres tú el que lo tienes. Intentar poner puertas al mundo laboral hace que se cuelen las ilegalidades por las ventanas o por las rendijas. Y es que el sentido último de ofrecer puestos de trabajo es ganar dinero con ellos. Si el beneficio que te aporta el trabajador es menor de lo que cuesta... no sale a cuenta.

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  2. Los "buenos trabajos" si alguna vez han existido en España, están desapareciendo rápidamente, como demuestra el Informe sobre el Mercado Laboral publicado port InfoJobs. Los salarios muestran una clara tendencia a la baja y los que cambian de empleo pierden poder adquisitivo.

    Una de as consecuencias de esta dinámica será la fuga de los mejores profesionales, atraídos por mejores salarios en el extranjero, lo que provocará un deterioro aún mayor del mercado laboral en una espiral de difícil salida.

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  3. Igual lo que hay que proteger es un poco “en bucle”, proteger a los buenos trabajadores para que tengan los bueno trabajos, que también estarían protegidos…no sé si tiene mucho sentido, básicamente es que los mejores trabajos sean para los mejores trabajadores. Mejor nos iría.

    Pero eso choca con un montón de cosas, incluida la mentalidad de algunos jefes de “a mí a este no me lo promociones, que sí, que vale mucho, y por eso quiero que esté aquí, sacándome mucho curro”

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