"¡Pobres magnates del socialismo español, condenados a predicar la revolución social para seguir disfrutando los encantos de la vida burguesa y sin poder declararse nunca burgueses so pena de quedar convertidos ipso facto en unos tristes y paupérrimos proletarios! Cuando yo les oigo hablar y desgañitarse contra esta sociedad en la que se encuentran tan a gusto, me acuerdo de mi amigo Papús, el célebre ayunador profesional. Yo conocí a Papús, hace ya bastantes años, en un hotelito de Bruselas que creo se llamaba Hôtel du Nord, y como el oficio de literato tiene tantos puntos de contacto con el de ayunador, Papús y yo trabamos enseguida una gran amistad. Almorzábamos juntos casi a diario, y al ver la energía con que Papús atacaba su entrecôte aux pommes. le pregunté una vez:
―¿Cómo es que, teniendo tan buen apetito, se le ha ocurrido a usted hacerse ayunador?
―Pues por eso mismo ―me respondió Papús―, porque tengo buen apetito.
―Bueno. Deje usted las paradojas para el postre ―exclamé― y contésteme como Dios manda.
―Pues muy sencillo, mi querido amigo ―dijo Papús―. Me he hecho ayunador para no morirme de hambre. Yo no tengo oficio ni beneficio, y, harto de ayunar indefinidamente en privado, me decidí a ayunar en público por periodos limitados. [...]
Hay quien se ríe de los magnates del socialismo español o les dirige insultos soeces y groseros al verles predicar la destrucción de una sociedad en la que se encuentran tan a gusto, sin comprender la grandeza trágica de esta contradicción. Es innegable que esos señores ocupan en la sociedad burguesa una situación de privilegio; pero ¿cómo la han conquistado? Pues, sencillamente, combatiendo los privilegios de la sociedad burguesa. Y ahora, cuando la sociedad burguesa se les ha entregado ya por entero, ¿qué remedio les queda más que seguir atacándola si quieren seguir gozando de sus dulzuras?
Y lo de menos es que estén gordos o el que tengan dinero, porque son burgueses fundamentalmente y por naturaleza. Se quedarían en los huesos y seguirían siendo burgueses. No tendrían para tabaco y seguirían siendo burgueses. [...]
Son burgueses y están encantados de serlo, y por eso precisamente es por lo que predican la revolución social".
Lo que os he puesto es un extracto de una artículo de Julio Camba que acabo de leerme. Él lo escribió en tiempos de la república y se ve que las cosas no cambian tanto como nosotros pensamos. La verdad es que al leerlo me vino a la mente otra idea (es lo que tiene leer). Y admito que no había reparado en ello mientras leía el libro. El caso es que en este libro se dan sopapos a diestro y siniestro y, a apesar de lo que diga Livia, más a diestro que a siniestro. Y ahí es donde me viene la incongruencia. ¿Qué sería el ser humano sin incongruencias?
¿Por qué después de poner a parir al capitalismo desaforado, a las políticas de desmantelamiento del Estado del bienestar en USA y UK, sugerir el advenimiento de un régimen de tiranía en estos dos países por el debilitamiento del Estado, hablar de lo mala que es la desigualdad... va a vivir a Estados Unidos y se hace ciudadano norteamericano?
Porque, además, es por elección, por conveniencia, por pagar menos impuestos, por tener el pasaporte, por enseñar en universidades americanas... por lo que sea. Tampoco me parece mal que muerda la mano que le da de comer, y la libertad de pensamiento y expresión es un derecho fundamental, como ya he dicho. Pero esa doblez de pensamiento, que es muy clara, está presente muchas veces en muchos pensadores.
Hay una canción muy buena de los Black Crowes, esta:
En la que se dice esta frase: "I don't trust no one who do not take their own advice" (no me fío de nadie que no sigue sus propios consejos". Y es que ese es el punto. Por supuesto que el señor Judt tiene todo el derecho del mundo para mostrarnos el mundo y para alentarnos a mejorarlo en la dirección que él considera más oportuna. Pero, al final, esta sociedad en la que vivimos es la suma de personas con sus propias motivaciones e intereses y esos intereses son particulares, egoístas si se quiere. Pocas personas pasarían la prueba de integridad que piden para otros, pero la ejemplaridad es una parte muy importante del aprendizaje.
Es fácil decir qué es lo que se debería hacer, es fácil decir que deberíamos ser más solidarios y equitativos, es fácil decir que la sociedad en la que vivimos es un vorago vitiorum donde todo mal tiene su acomodo. Lo difícil es vivir de acuerdo a ello y ver nuestro reflejo en el espejo y decir "he ahí un hombre".
¿Por qué después de poner a parir al capitalismo desaforado, a las políticas de desmantelamiento del Estado del bienestar en USA y UK, sugerir el advenimiento de un régimen de tiranía en estos dos países por el debilitamiento del Estado, hablar de lo mala que es la desigualdad... va a vivir a Estados Unidos y se hace ciudadano norteamericano?
Porque, además, es por elección, por conveniencia, por pagar menos impuestos, por tener el pasaporte, por enseñar en universidades americanas... por lo que sea. Tampoco me parece mal que muerda la mano que le da de comer, y la libertad de pensamiento y expresión es un derecho fundamental, como ya he dicho. Pero esa doblez de pensamiento, que es muy clara, está presente muchas veces en muchos pensadores.
Hay una canción muy buena de los Black Crowes, esta:
En la que se dice esta frase: "I don't trust no one who do not take their own advice" (no me fío de nadie que no sigue sus propios consejos". Y es que ese es el punto. Por supuesto que el señor Judt tiene todo el derecho del mundo para mostrarnos el mundo y para alentarnos a mejorarlo en la dirección que él considera más oportuna. Pero, al final, esta sociedad en la que vivimos es la suma de personas con sus propias motivaciones e intereses y esos intereses son particulares, egoístas si se quiere. Pocas personas pasarían la prueba de integridad que piden para otros, pero la ejemplaridad es una parte muy importante del aprendizaje.
Es fácil decir qué es lo que se debería hacer, es fácil decir que deberíamos ser más solidarios y equitativos, es fácil decir que la sociedad en la que vivimos es un vorago vitiorum donde todo mal tiene su acomodo. Lo difícil es vivir de acuerdo a ello y ver nuestro reflejo en el espejo y decir "he ahí un hombre".
Precisamente estoy leyendo En Casa de Bill Bryson (si todavía no lo he acabado, soy muy lento), y habla de una cosa que desconocía, y es que Karl Marx y Engels eran unos burgueses de tomo y lomo que "disfrutaban cómodamente de todos sus beneficios. Engels tenía un establo lleno de caballos esplendidos, asistía a cacerías los fines de semana, bebía los mejores vinos, tenía una amante y se codeaba con la élite de Manchester en el elegante Albert Club".
ResponderEliminar"Marx por su parte vivía una vida de lo más burguesa que era capaz de permitirse, enviando a sus hijas a colegios privados y jactándose a la la mínima oportunidad del origen aristocrático de su esposa"
Lo sabía. Además Marx era sobrino del fundador de Philips. Léete Intelectuales de Paul Johnson, está por internet.
ResponderEliminarDesde el cariño y con todo el respeto del mundo:
ResponderEliminarNo me puedo creer que a estas alturas estemos con esto... Blasco Ibáñez, de izquierdas y burgués, como era político cuando iba a dar sus mítines viajaba en 1ª, que para eso era un señor con pasta, y al llegar a la estación se cambiaba de vagón... Marx, Engels, Blasco Ibáñez (y podriamos citar bastantes más, a mí me ha salido la vena patria XD) todos ejemplos del año la tana, afortunadamente ¿tan difícil es defender que los que tienen menos que uno puedan acceder a lo que uno tiene? ¿"eres de izquierdas vete a Cuba/Corea del Norte"?¡en serio? ¿y por qué no al revés "eres liberal vete a Somalia"? (el juego va de buscar ejemplos extremos ¿no?) Si en nombre de la coherencia (no comparto que eso sea coherencia) el de izquierdas tiene que renunciar a toda su riqueza desde la cuna, digo yo que el que no lo es debería renunciar a todo lo que se ha conseguido desde la izquierda, es decir, a la educación pública, a la sanidad pública... Si la izquierda es un "semos probes" la no izquierda, liberal o no, es un "sálvese quien pueda" y vivan los reduccionismos...
Y ahora vamos con Judt, que tu entrada no va tanto de su opción política como de su elección de residencia; todo el libro gira en torno a la idea de por qué a Europa se le impuso la socialdemocracia a capón (la liamos parda) que ha dado la prosperidad de la que disfrutamos los ciudadanos (el famoso "Estado del Bienestar") y que al abandonarla sin plan B (porque la izquierda a partir del 89 -siendo generosa- es boba a más no poder) nos hemos ido a la mierda y que encima la hemos roto de tanto (y de tan mal) usarla pero, al mismo tiempo, estamos en un continente cerrado a más no poder frente a EEUU, que no tiene Estado del bienestar pero es mucho más abierto en todos los aspectos (¿por el hecho de que la necesidad agudiza el ingenio? quizá sí), y lo que tiene de bueno es infinitamente mejor que lo que hay en Europa... "Vivo en EEUU porque es una sociedad infinitamente menos clasista que la británica" me parece un pensamiento válido "y, como soy un genio en lo mío quiero ser profesor en una buena universidad" ¿dónde iba a ir? ¿a la Complutense? XD
¿Somalia es un Estado liberal? Perdón, voy a afinar la pregunta: ¿Somalia tiene Estado?
ResponderEliminarSomalia es un sitio chupi donde precisamente por la ausencia de estado cada cual hace lo que le da la gana, siempre y cuando cada cual sea un señor de la guerra, que si no va listo
EliminarAhora en serio, yo creía que sería el sistema que nadie defendería jamás, hasta que me topé con los ancaps... todavía no doy crédito
No sé lo que son los ancaps, Livia, pero un liberal se iría a EEUU, no a Somalia.
EliminarAnarcocapitalistas... Obviamente es una exageración, una persona de izquierda, salvo que sea un comunista convencido y dé la chapa al respecto, no merece ir a Corea del Norte
EliminarLa mejor (o peor) parte de este tipo de libros leídos con más gente es que te obligas a pensar. Y a veces acabas autosorprendido de lo que acabas pensando.
ResponderEliminarDicho lo cual, la coherencia es mi animal mitológico favorito. Incoherentes somos todos, y todos nos permitimos el lujo de dar lecciones. Desde la que está en contra de la cultura del todo gratis y se baja medio internet (servidora), hasta la que no bautiza a sus hijas pero quiere que vayan a las monjas porque tienen más nivel (eso sí, sin que le hablen de religión, que eso es adoctrinamiento), hasta el que va de proletario con dos casas pagadas…esto se resume muy bien en una frase que he aprendido en tuiter hace poco: habló de putas la Tacones.
Y con eso vivimos todos los días, y eso lo practicamos todos los días, los rojos, los azules, los verdes y los amarillos. ¿Es reprochable en Judt? En mi opinión sólo moderadamente. En parte sí, por la incoherencia, pero en parte estoy de acuerdo con Paula, no se iba a venir a dar clase a la Complutense…
Igual me ha salido un comentario sin pies ni cabeza, lo he ido escribiendo a trozos desde el curro, en un ejercicio de coherencia laboral, porque estoy hasta las patas de curro. Y eso que es puente.
Donde dice hijas quería poner hijos, pero estaba pensando en una amiga del cole que tiene hijas, y se niega a que las abuelas recen el Jesusito de mi vida, pero andan mosqueadas porque no entran en nuestro colegio de monjas...
ResponderEliminarY ahora contesto al post. Las contradicciones se encuentran también entre la derecha, al menos en España. Yo creo que nos vamos del debate con bastante facilidad. Para mí, la cuestión es cuál debe ser el papel del Estado. Yo estoy conforme con un Estado que persiga el reequilibrio y el bien común, la idea de conjunto, de construir cosas de las que nos podamos beneficiar todos. Pero dentro de la racionalidad.
ResponderEliminarCuando se habla de eficiencia, de lo que se está hablando es de racionalidad. Un tren que va 3 veces al día a un pueblito a recoger a un pasajero por semana sobre todo no es racional. No se puede pretender que haya un hospital en un pueblo de la serranía de Ronda con los mismos avances y equipamiento técnico que un hospital de Houston. Esto es inviable. Digo inviable, no digo indeseable, o injusto, o idiota.
A lo que Judt nos lleva es a un individualismo por el colectivismo. Si hay que llevar un AVE a Vitigudinos de Abajo, donde viven dos personas, en aras de la igualdad, al final haremos un AVE por individuo. Es absurdo, sencillamente.
El problema es, Carmen, que cuando el tren (ya no te digo el AVE, el tren normalito, regional si me apuras) ya no llegue a Vitigudinos de Abajo, al final los tres que viven allí se irán, normal.
ResponderEliminarY luego nos quejaremos del despoblamiento de los pueblos y las leches en vinagre. Creo que es complicadísimo cuadrar todos los intereses.
Personalmente estoy a favor de un Estado social, sin que sea papá Estado y sin que decida qué es lo mejor para mí (me tocan mucho los huevos las campañas idiotas del tipo prohibir los bollos y retirar los billetes de 500…como sois tontitos ya tomamos las decisiones por vosotros, que no sabéis), me molesta el excesivo intervencionismo en las libertades individuales, y la doble moral en temas como el tabaco.
Pero está claro que mucho intervencionismo tampoco ha habido…ahí están las cajas, con los amiguetes llevándoselo crudo…y de los dos mil millones de instituciones y administraciones que tenemos para unos cincuenta millones de habitantes ¿qué?
Una puntualización rapidísima que tengo que irme (pero volveré MWAHAHAHA) NO se prohíben los bollos sino las máquinas en los colegios; si quieres que tu hijo se ponga ciego de bollería industrial, perfecto,se lo metes en la mochila, pero no pretendas que yo como profesora me encargue de que no se coma seis de una sentada (que es lo que pasa y lo he visto, padres que protestan porque sus hijos comen pizza en los recreos... pero les dan pasta para que coman pizza... y me exigen que impida que sus hijos coman pizza... pero les dan pasta para que coman pizza... No es una exageración, te podría dar más de cinco nombres)
EliminarAhora bien, si de lo que hablamos es de que se prohíba para todos... hablamos de los gastos sanitarios que se generan, pretender que la población tenga hábitos saludables no es sólo "moral", es necesario por una cuestión de pasta (me liáis, me liáis)
Sí se prohíben. En el colegio de mis hijos está prohibida la bollería industrial, aunque la lleves de casa.
EliminarBueno, es que este post no está en el centro de la discusión sobre el Estado, eso ya lo sé, pero leí esa columna de Camba y me vino a la mente la coherencia en el libro de Judt. Para post sobre la forma de Estado ya habré tiempo, ¿no?
ResponderEliminarY, Livia, lo de Somalia es un golpe bajo que nadie aquí puede encajar. Desde el liberalismo siempre se ha entendido el Estado como un mal necesario (NECESARIO), al que hay que vigilar y combatir para que no se exceda en sus atribuciones que siempre son desaforadas porque vive de los recursos de los demás y cuanto más recaude, más gasta. Este mismo error también lo comete Judt cuando habla de la Europa de entreguerras (o de la destrucción del comunismo y aparición de mafias en Rusia et al.).
Y veo a Judt un poco "consejos vendo que para mí no tengo". Por supuesto que cada uno puede hacer con su vida, con su dinero y con su tiempo lo que le de la gana, faltaría más, pero para mi una persona que defiende la socialdemocracia y se va a vivir a USA (por las razones que sean) y no a Suecia o a la Francia de Hollande a pagar más impuestos me parece que no casa bien. También podía seguir siendo ciudadano británico y pagar sus impuestos allí o yo qué sé. El caso es que pedir igualdad y luego actuar diciendo 'que la paguen otros' no me hace al personaje más creíble, sino todo lo contrario.
Al final el Estado es una creación humana necesaria para la vida en sociedad. Eso desde Hobbes está bastante claro y no quiero volver con Pinker, Hobbes y Rousseau, pero si hay que volver se vuelve.
ResponderEliminarHay que distinguir entre venta del Estado a pedazos que quieren los llamados 'neoliberales' y que van más hacia la anarquía Somalí (normalmente el fuerte quiere jugar con otras reglas o sin árbitro) y otra cosa es el liberalismo entendido como tengo derechos inalienables y el Estado tiene que garantizármelos mediante la seguridad personal y jurídica.
Y luego por otro lado, está las atribuciones que el Estado toma en temas de legislación, educación, sanidad, subvenciones, etc. Esos no son servicios que el Estado deba dar imprescindiblemente (yo creo que muchos los da mejor que el sector privado) y ser impuestos a todos no dejándoles decidir sobre su vida.
Así que yo, básicamente estoy en contra de la socialdemocracia y en contra del liberalismo somalí. Y creo que hay sitio para Estados en ese hueco entre uno y otro.
Educación y sanidad creo que debe darlos el Estado. Si no es así, estaremos en el camino de vuelta a la Edad Media…estudiará el hijo del rico y recibirá atención médica de calidad (aunque lo de calidad en la sanidad pública es cada vez un poco más discutible) sólo el hijo del rico. Y si ya ponemos unas buenas tasas para la justicia, pues eso, sólo podrá ir a un Juzgado el que tenga pasta para ello.
ResponderEliminarY estaremos plenamente en la Edad Media, con lo divertida que fue.
No, es el papá del nene el que no le tiene que dar la pasta, no el papá Estado. Estamos delegando en otros (el Estado, como ente) la educación de nuestros hijos y la nuestra propia…
ResponderEliminarPor qué tiene que darlos y no sólo pagarlos? En Suecia hay cheque escolar y cheque sanitario, por poner un ejemplo.
ResponderEliminarYa que hablas de Edad Media, en aquella época los pueblecitos estaban llenos de gente...
ResponderEliminarSobre la ejemplaridad, pues sí, ya estamos acostumbrados. Suele pasar cuando se ponen por delante las grandes palabras. ¿Quién puede oponerse a la paz, a la lucha contra la pobreza, a la inexistencia de la desigualdad, a la injusticia, a la bondad infinita? La realidad y sobre todo la practicidad choca con esas grandes palabras, porque luego viene la "vraie vie", que nos hace ser distintos. Es lo que tienen las grandes palabras.
El Estado nos dice: te obligo, bajo pena de multa, a llevar una sillita para el bebé en el coche por el bien de tu hijo. Les mueve su bondad infinita, el amor por los niños, el cuidado de las personas, su absoluta abnegación por un mundo sin desgracias. ¿Quién se puede negar a tan altos propósitos? En realidad, te están diciendo: menos mal que estoy yo por aquí, porque tú si no serías muy mal padre. El "mal padre" asiente, y da las gracias al Estado por obligarle a cuidar de su hijo. Y la verdad es que termina poniendo la sillita no tanto para cuidar de su hijo sino para que no le pongan una multa. Es todo tan cómico...
Pues hablando de sillitas, buscad en TED, porque hay una charla muy interesante sobre el tema y la utilidad de las mismas...
ResponderEliminarNo discuto su utilidad. Yo llevaba cinturón de seguridad antes de que fuera obligatorio, gracias a una campaña educativa... en Francia. Yo discuto que el Estado pase del consejo a la obligación y al impuesto con tanta facilidad en asuntos que son privados... Y eso es la socialdemocracia: un Estado que te dice todo lo que tienes que hacer hasta volverte un pelele y un imbécil.
ResponderEliminarEs lo que está claro en el liberalismo clásico, hay cosas privadas que al Estado no le incumben. Pero el gigantesco Estado socialdemócrata necesita inmiscuirse en todas partes para que tenga sentido su presencia y es engordar y engordar sin fin.
ResponderEliminarTu definición de Socialdemocracia me la apunto. Es muy exacta.